Crecimiento de tendencia, ¿cuál debe ser la aspiración?
Cecilia Cifuentes Economista y directora del Centro de Estudios Financieros del ESE, UAndes
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Cecilia Cifuentes
Todo indica que este año la economía recuperará su tasa de crecimiento de tendencia, y probablemente un poco más que eso, lo que ha generado satisfacción en las autoridades económicas. Pero ¿deberíamos estar contentos con un crecimiento entre 2% y 3%? Pareciera ser la postura del ministro de Hacienda, quien ha planteado que, alcanzado ya un nivel de ingreso medio, los países crecen menos, por lo que los buenos resultados del pasado serían inalcanzables, debemos conformarnos con cifras más modestas.
No comparto esa mirada, porque si esta mediocridad es inevitable, entonces el paso siguiente sería decirles a los ciudadanos que el objetivo de dejar atrás la vulnerabilidad en la que muchos viven no se logrará. No podemos conformarnos con crecer por debajo del promedio mundial de 3%, y al mismo tiempo querer avanzar hacia mayores derechos sociales; es fiscalmente inviable. Tampoco es posible con un crecimiento de 2% absorber el millón de puestos de trabajo que nos faltan para tener la tasa de ocupación promedio de la OCDE.
“Una tasa de crecimiento de tendencia de 2% no puede ni debe ser nuestra meta, a no ser que les digamos a parte importante de los chilenos que no les tocará vivir en un país desarrollado”.
La aspiración que hace varios años atrás teníamos era alcanzar el nivel de ingreso per cápita de Portugal, hoy de US$ 37.000 a PPC en moneda de 2017. Medido de esa forma, el ingreso per cápita de Chile es de US$ 24.400. Podemos hacer entonces el ejercicio, usando los datos de los países desarrollados, de calcular a qué tasa crecieron para pasar del nivel de ingreso de Chile al de Portugal, lo que nos daría una primera referencia sobre el ritmo de crecimiento al que deberíamos apuntar.
Tomando datos del FMI y la OCDE, encontramos que los países desarrollados crecieron a una tasa promedio de 3,2% entre ambos niveles de ingreso, por lo que un ritmo de 2% es menos que mediocre, debemos aspirar al menos al nivel promedio de esos países. Por supuesto, a mayor tasa de crecimiento, menos años toma pasar del nivel nuestro al de Portugal. Los países que lo alcanzaron en menos tiempo fueron Singapur e Irlanda, que con tasas de crecimiento de 7,5% y 6,2% respectivamente, lo lograron en ocho años.
También lo hicieron bien Taiwán, Hong Kong, Corea, Islandia e Israel, que lograron tasas de crecimiento entre 4% y 5%. Por su parte, Australia, Noruega y Lituania lograron tasas en torno a 3,5%, mientras Estados Unidos, Canadá y Estonia crecieron a algo más de un 3%.
Mirando esta lista, definitivamente, un 2% parece muy pobre. De hecho, varios países de Europa Occidental, a pesar de la mayor rigidez en su estructura productiva, lograron ritmos de 2,5% promedio. Entre estos, Austria, Finlandia, Francia, Alemania, Países Bajos, Italia y España. A un ritmo algo superior a 2% por año lo lograron Reino Unido, Bélgica y Dinamarca, pero les tomó cerca de 16 años en promedio. En ese caso, recién en 2040 podríamos alcanzar el ingreso per capita que hoy tiene Portugal.
No parece muy alentador. ¿Y puede ser peor? Así es, Grecia, por ejemplo, en 1988 tenía el nivel de ingreso per cápita de Chile y 36 años después aún no alcanza el de Portugal. A este mismo país, que es nuestra meta, le tomó 32 años pasar de nuestro nivel al que tienen ahora. ¿Le parecerá ese tiempo un resultado razonable al Gobierno?
La conclusión es evidente; una tasa de crecimiento de tendencia de 2% no puede ni debe ser nuestra meta, a no ser que les digamos a parte importante de los chilenos que no les tocará vivir en un país desarrollado. Un 3%, promedio de esos países, debería ser alcanzable, y es totalmente posible hacerlo mejor, la evidencia comparada así lo muestra.