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Columnistas

Continuidad de políticas públicas

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 28 de febrero de 2014 a las 05:00 hrs.

Qué duda cabe que el emprendimiento y la educación son las dos mejores formas de movilidad social, sobre todo para países no desarrollados o en vías de desarrollo. El Estado chileno ha tomado en serio el párrafo anterior y desde hace años ha cumplido un rol preponderante incentivando el capital de riesgo y la capacitación en el extranjero con cuatro políticas públicas muy relevantes.

La primera es a través de Corfo, comenzando con los subsidios de capital semilla, que año a año apoyan a cientos de emprendedores que están en una fase muy inicial de sus negocios, y que por definición es una etapa donde el capital privado no quiere entrar por lo riesgoso. Si uno ve la evolución en el tiempo de esta línea, se dará cuenta que estamos a años luz de como partimos. Hoy hay más y mejores proyectos. Seguramente, ejemplos exitosos como Drava, de ropa deportiva femenina; Broota, empresa que hace matching de aportes de capital vía crowdfunding; o Adventurcamp, líder en el turismo de campamentos nómades de lujo, no habrían existido sin haber contado con este apoyo inicial.

Las incubadoras que han ido quedando se han especializado y han mejorado mucho su gestión en el apoyo global a las empresas y no solamente en ser un tramitador de platas estatales, que era la gran crítica que se les hacía en sus inicios. Hoy en día tienen apoyo legal, comercial y hasta conexiones con actores en el extranjero.

La segunda política pública es el apoyo vía deuda, a una muy baja tasa, para la creación de fondos de inversión en etapa temprana. En su momento fue una apuesta pionera y, con el paso de los años, se están empezando a ver los resultados. Son millones de dólares a la “vena” del ecosistema emprendedor. Las decenas de fondos que existen en Chile bajo esta modalidad han ido pasando por la curva de experiencia, y cada vez tienen el ojo más afinado para poder dar con un “gran golpe”, tal como ocurre en mercados como Estados Unidos o Israel.

La tercera política pública se da en educación. Hace algunos años se creó Becas Chile, que ha financiado completamente los estudios de postgrado de miles de estudiantes en las mejores universidades del mundo. De seguro que sin este beneficio les hubiese sido imposible asistir en la mayoría de los casos, dado el alto costo de sus matrículas. Hoy en día es más común encontrar compatriotas en universidades como MIT, Harvard o Stanford.

La cuarta política son las becas de inglés. No hay forma de competir en el mercado global si no sabemos hablar el idioma en que operan esos mercados. No invento la rueda si digo que el saber inglés es tan relevante como sacar un titulo profesional.

Por supuesto, las cuatro políticas anteriores no han estado exentas de problemas y siempre se puede mejorar, sobre todo en algunos aspectos operativos, pero eso no quita que el neto sea absolutamente positivo.

Al asumir este nuevo gobierno, es de esperar que no solamente se mantengan estas cuatro políticas, sino que se potencien, ya que son cruciales para poder seguir creciendo en justicia y en igualdad de oportunidades.

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