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Construcción: un sector desafiado

MARCELA RUIZ-TAGLE O. Economista

Por: MARCELA RUIZ-TAGLE O. | Publicado: Viernes 9 de febrero de 2024 a las 04:00 hrs.
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MARCELA RUIZ-TAGLE O.

2023 no fue un buen año para el sector de la construcción. A la menor demanda por vivienda se sumó la menor inversión en infraestructura privada, la lenta ejecución de obras públicas y la anunciada, pero aún no materializada, inversión en concesiones. La falta de inversión es clave para proyectar un crecimiento sostenido en los próximos años, si esta situación fuera transitoria, sus efectos podrían abordarse con planes contracícliclos.

En este caso, los factores que explican la baja actividad del sector se espera que se mantengan en el mediano plazo. A ello se suman señales que indican que la industria está enfrentando cambios estructurales, que afectan a los distintos segmentos que lo componen y que comenzaron a manifestarse con anterioridad.

“Los únicos sectores que se prevé mantengan estándares históricos de operación y expansión de infraestructura son minería y energía, a los que se sumaría el litio e hidrógeno verde”.

En el caso de la vivienda, el deterioro del ingreso y empleo de las familias mantienen por octavo trimestre consecutivo la demanda deprimida, concentrándose las transacciones de venta en las unidades de mayor valor, en cuyo caso los compradores acceden a un financiamiento superior al 80%. Esto explica que las holguras de oferta continúen al alza a pesar del ingreso al mercado de un nuevo actor con una oferta distinta, como es el arriendo vía multifamily. En otras palabras, el mercado tradicional disminuye en tamaño y el de arriendo se potencia y formaliza con sociedades especializadas en la gestión de inmuebles.

En el caso del comercio, entidades financieras y oficinas, han enfrentado cambios tecnológicos y de preferencias de los consumidores que las han llevado a priorizar el desarrollo de canales de venta y atención virtuales o a mantener una modalidad de atención híbrida, ajustando su demanda por bienes inmuebles a sus actuales necesidades, proceso que aun no termina.

Los únicos sectores que se prevé mantengan estándares históricos de operación y expansión de infraestructura, a consecuencia de la demanda externa, son minería y energía, a los que se sumaría el litio e hidrógeno verde. Sin embargo, los grandes proyectos enfrenta desafíos que repercuten en lentas ejecuciones, las que son efectuadas por un conjunto pequeño de empresas especializadas. Mientras que las inversiones a licitar por el MOP y las empresas públicas presentan su propia dinámica.

Por ello no es de extrañar que las empresas constructoras e inmobiliarias lleven enfrentando condiciones restrictivas de financiamiento los últimos 17 y 11 trimestres, respectivamente, lo que revela lo golpeado que se encuentra el sector y la profundidad de los cambios requeridos. Es necesario asumir que el número de empresas existentes se encuentra sobredimensionado para el tamaño del mercado que se espera para los próximos años, lo que implica reorganizaciones y salida de empresas que no logren incorporar tecnología y nuevos nichos de negocio.

A su vez, los mandantes públicos debieran replantear sus políticas, tanto habitacionales como de infraestructura, antes de que comiencen a enfrentar disminuciones presupuestarias, ya que las necesidades y brechas aun se mantienen. Por último, hay que internalizar que el sector construcción no volverá a demandar sus niveles históricos de empleo, tanto por el menor tamaño del mercado como por la necesidad de incluir tecnología en los procesos constructivos.

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