DF Constitucional | Expectativas y frustración
Constanza Hube Profesora Derecho UC
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Constanza Hube
Grandes son las expectativas que la ciudadanía tiene respecto del proceso constituyente y una nueva Constitución, especialmente en dos aspectos: la relación entre el contenido de una nueva carta y una mejor calidad de vida, y los cortos tiempos en los que se espera que se resuelva el tema constitucional.
Con respecto a lo primero, es útil tener a la vista algunos datos que entrega la encuesta Cadem de diciembre, en cuanto a que la ciudadanía espera bastante de una nueva Constitución. Según la encuesta, cerca de un 80% considera que, por un lado, mejorará el acceso a la educación, salud y pensiones, y por otro, que reducirá la desigualdad (75%). Asimismo, más de un 60% cree que ayudará a terminar con los abusos, mejorará la confianza en las instituciones y permitirá salir de la crisis política; y más del 50% cree que ayudará a mejorar su propia vida en términos económicos, personales y familiares. Se ha ido instalando en la opinión pública que, efectivamente, la Constitución es el origen de todos los problemas sociales y que con una nueva, los chilenos tendremos no sólo un nuevo pacto social, sino que también una mejor vida.
Sin embargo, tenemos que ser serios y responsables en los mensajes que se está dando a los ciudadanos: las soluciones a las llamadas demandas sociales no pasan por una nueva Constitución. La Carta Fundamental no establece montos, fórmulas o cálculos, sino que reglas para estructurar el poder y el resguardo de derechos fundamentales. Mal podría establecerlos, ya que la determinación de las políticas públicas y de las leyes sociales se deja a la deliberación democrática, es decir, al Ejecutivo y al Congreso, por quienes los ciudadanos votamos cada cuatro años.
En relación a los plazos, de acuerdo a un sondeo de Ipsos −también de diciembre pasado−, el 60% espera que el tema constitucional se resuelva durante este año. Esta es una expectativa que también es necesario moderar, ya que −en razón de las reglas aprobadas recientemente por la reforma constitucional− la única manera en que el “tema constitucional“ quede resuelto durante 2020 es que gane la opción “rechazo“, pues de ganar la opción “apruebo“ probablemente el proceso constituyente finalizará recién en marzo de 2022.
Está claro que las expectativas ciudadanas acerca del proceso constituyente son altas y en exceso optimistas. Es esencial que estas últimas sean ajustadas a la realidad, ya que en caso contrario corremos el riesgo de que la gente se sienta no sólo frustrada, sino peor que eso, engañada.