Caso Cencosud: falló la gobernanza
FERNANDA HURTADO Gerente general de Fundación Generación Empresarial
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FERNANDA HURTADO
El mundo empresarial aplaudió hace algunos días los resultados del Barómetro de Confianza en las Empresas, índice elaborado por la Sofofa que subió de 46 a 50 puntos, completando tres años consecutivos al alza. Un resultado que da cuenta de un positivo ambiente, pero que a la luz del escándalo por el uso de información privilegiada por parte del ahora ex gerente general de Cencosud, Matías Videla, podría experimentar un retroceso, pues se trata de una situación que no sólo afecta a la compañía en cuestión, sino que lamentablemente salpica a todas las industrias.
Hablamos de un hecho condenable que contempla una millonaria multa impuesta por la CMF y que ha abierto una investigación penal a cargo del Ministerio Público, la cual busca determinar la eventual comisión de un delito. Un episodio que rechazamos tajantemente desde todos los sectores del país, malestar que trasciende el tardío paso al costado que dio el ejecutivo.
“¿Qué pasó con los controles internos? ¿Existían mecanismos preventivos? ¿Qué información tenía el directorio como para entender que no se hayan encendido alertas previas?”
¿Qué pasó con los controles internos? ¿Existían mecanismos preventivos activados al interior de la organización? ¿Qué información tenía el directorio como para entender que no se hayan encendido alertas previas? Preguntas que todos nos formulamos, considerando el tenor de lo sucedido, y que probablemente deberán ser respondidas por quienes declararán en el marco de la indagatoria que lleva adelante la Fiscalía Centro Norte, cuyas diligencias ya comenzaron.
Más allá de las interrogantes, lo ocurrido también es condenable porque daña gravemente la esencia de lo que buscan proteger y desarrollar los criterios ASG (ambiental-social-gobernanza), tema que según una encuesta del Instituto de Directores de Chile será prioritario en la agenda de las empresas en 2024. Sin embargo, no se puede esperar hasta el año entrante. La gobernanza de las organizaciones debe abordarse de manera urgente, pues lo que pasó constituye un misil que dejó cojeando a la G. Y cuando la gobernanza sufre un menoscabo, no sólo la integridad corporativa se resiente, pues ese deterioro repercute en la credibilidad de los liderazgos empresariales y en la confianza y reputación de las compañías, algo que tanto ha costado fortalecer.
El caso Cencosud demuestra una vez más la existencia de una tarea indelegable para cualquier organización, como es fomentar las buenas prácticas y conductas íntegras. Los gobiernos corporativos están llamados a hacerse cargo de mucho más que las inversiones, y el compliance claramente ofrece herramientas para cumplir con dicho cometido. Pero estas no pueden remitirse al cumplimiento de normas, la redacción de manuales de ética o la implementación de modelos de prevención del delito. A estas acciones, que son importantes, hay que darles profundidad y sentido, sólo así se podrá crear un ambiente que inspire a las personas a proceder correctamente.
La integridad tiene que ser protagonista y no debe ser confundida como un factor que “distrae” a los directores y ejecutivos de su misión de asegurar la sostenibilidad económica de una empresa. Ellos son los que, dando el tono desde la cima y predicando con el ejemplo, permiten que permee hacia el resto de la estructura. Cuando los liderazgos son íntegros, se hace mejor empresa y se fortalece la gobernanza, que en estos momentos pide a gritos ser blindada con mayor ímpetu y convicción.