Carretera eléctrica

El futuro del sistema eléctrico chileno y la composición de su matriz, ha estado marcando la agenda pública de todos los actores, tanto gubernamentales, académicos como privados. Y es una gran noticia que la energía esté siendo el centro del debate, porque permite no sólo analizar un tema estratégico para Chile desde una visión de largo plazo, sino también informar a los chilenos sobre la importancia que tiene este sector en el desarrollo del país.

Aplaudimos las palabras de el presidente Sebastián Piñera, en su cuenta del 21 de mayo, donde el tema energético fue uno de los pilares de su discurso. En este sentido, nos parece una buena iniciativa el anuncio de la creación de una “carretera pública de transmisión”, ya que apunta a robustecer uno de los sectores claves dentro del sistema eléctrico, y sólo una visión de largo plazo permitiría eliminar en forma permanente los “cuellos de botella” que recurrentemente presenta el sistema troncal de transmisión existente.

Hoy el sistema de transmisión troncal es un servicio público y de acceso abierto, por lo que la iniciativa viene a reforzar esta gran carretera que tenemos. Sin embargo, entendemos que los beneficios asociados a la propuesta del gobierno tenderían a disminuir las incertidumbres que existen hoy en el desarrollo de este tipo de proyectos, aumentando por lo tanto la competencia.

Esta situación queda reflejada en que el actual modelo de desarrollo del sistema troncal implica riesgos originados en la dificultad para obtener los permisos para acceder a los predios donde deben realizarse las obras, así como en la disparidad de exigencias que se desprenden de la legislación medioambiental, todo lo cual dificulta el desarrollo de proyectos de transmisión, donde los plazos y costos se exceden hasta en un 100% en algunos casos.

Contar con una legislación que recoja algunas de las bondades del modelo de concesiones del MOP, como lo entendemos, vendría a destrabar parte de esos inconvenientes logrando, además, alcanzar un óptimo económico-social que el actual modelo impide obtener. Así se podrían evitar las discrecionalidades y las especulaciones de algunos interesados, que son propias del actual sistema, poniendo trabas y costos innecesarias a los proyectos de inversión. Además, aseguraría el que diversos tipos de generación -tradicionales y de ERNC- puedan inyectar su energía al sistema sin restricciones, permitiendo una mayor competencia con el consiguiente beneficio para la competitividad del país, puesto que a menor incertidumbre los costos deberían ser menores.

Y esto es una tarea de todos, aunando esfuerzos e intereses para llevar adelante las iniciativas necesarias que permitan desarrollar el sistema eléctrico chileno buscando dar seguridad a un servicio que es esencial para todos los chilenos. Para eso pueden contar con nosotros, poniendo a disposición del Gobierno y de las autoridades todo el know how y el personal calificado que tenemos por ser la principal empresa transmisora del país.