Economía global: reinicio, no recuperación
AXEL CHRISTENSEN Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
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Axel Christensen
En una reciente actualización a nuestras perspectivas para 2021, el equipo de estrategia de inversiones de BlackRock ha reiterado que estamos frente a un poderoso proceso de reinicio, y no de recuperación, de ciclo “tradicional”. Es importante hacer la distinción, tanto para poder interpretar adecuadamente las cifras económicas que vayamos conociendo, como para entender las implicancias para la inversión bajo diferentes horizontes.
Las particularidades de la situación de la economía global -tanto en la crisis de 2020 como en la reactivación que se observaría este año- surgen precisamente de su origen: la pandemia del Covid. El fenómeno que llevó a una detención casi simultánea de la actividad en una gran mayoría de países se asemeja mucho más a lo observado en un desastre natural, pero a escala planetaria. Al mismo tiempo, el camino de salida se empezó a vislumbrar con mayor claridad una vez que empezamos a disponer de información de vacunas para reducir los riesgos del virus y transitar con relativa rapidez a una situación de “nueva normalidad” en las economías.
Ello es muy diferente a los ciclos económicos tradicionales donde la etapa de recesión suele ser antecedida por señales más o menos reconocibles, y cuyo proceso de recuperación suele ser mucho más extendido. El mejor ejemplo de ello fue la Gran Crisis Financiera (GFC) de 2008, donde el origen fue en el propio sistema financiero, y por ello se requirió mucho más tiempo para que la economía global “sanara”. Tanto los bancos y empresas, así como las personas, y eventualmente los países tuvieron que pasar por demorosos períodos de reconstrucción de su capacidad económica y lentamente atreverse a invertir o consumir como lo hacían precrisis.
En este reinicio, al pronto desarrollo de vacunas se suma una combinación de políticas económicas, tanto en lo monetario como en lo fiscal, donde la velocidad y la fuerza son sustancialmente diferentes. El proceso de reactivación está sorprendiendo en economías como China y EEUU, y se espera que regiones como Europa, actualmente rezagadas en sus procesos de vacunación, también muestren señales potentes de reinicio.
Pero debemos ser prudentes, pues no es posible que las altas tasas de crecimiento que observaremos este año se puedan extrapolar hacia adelante. En 2022 muchas economías se estabilizarán y volverán a empalmar a los ciclos económicos tradicionales, donde factores como inflación, niveles de deuda y tasas de interés –y no un virus– serán los que determinen una nueva etapa.
Esto tiene significativas consecuencias para los inversionistas. Una perspectiva de inversión más táctica –con un horizonte de tres a seis meses– estará muy influida por las cifras extremadamente positivas que se darán a conocer en lo económico y en las ganancias empresariales. Pero con mucho de ello ya incorporado en precios, se requerirá un cuidado especial en distinguir dónde las cifras cumplen con expectativas, las superan o decepcionan, como factores que influencien el movimiento de precios y de flujos de inversión. Por ejemplo, si bien en BlackRock creemos que las tasas de interés de largo plazo continuarán su camino ascendente, lo vemos a un ritmo menos pronunciado de lo que espera el consenso.
Por otro lado, como visión estratégica (de cinco años hacia adelante) vemos importante prepararse para un entorno donde las tasas de interés reales seguirán muy bajas y en que se deberá privilegiar estrategias que ofrezcan mayor protección a la inflación.