Señora Directora:
A sólo días de las elecciones del 15 y 16 de mayo lo que más se percibe en el ambiente político - ciudadano es temor. Temor a una baja participación, temor a que la balanza del poder se incline para uno u otro extremo y temor a los personajes que llegarán a la convención constituyente.
En este escenario viviremos, probablemente, una de las elecciones más importantes desde el retorno a la democracia. En un clima electoral polarizado, además de sanitariamente pandémico, y con una desconexión profunda entre la ciudadanía y la clase política.
Si bien lo anterior bien pudiera ser altamente pesimista, también podría ocurrir, al menos en términos de participación, que este mismo escenario impulse a las personas, especialmente al mundo independiente, a las urnas. Porque el miedo y las incertezas sólo se combaten con participación y ejerciendo un derecho adquirido como baluarte de democracias saludables: el voto.
Si los independientes se movilizan, si la ciudadanía es responsable y consecuente, bien podríamos estar ante un nuevo mapa político que haga reaccionar al establishment para que, de una buena vez, se conecten y reencuentren con quienes depositan su confianza en ellos, volviendo a poner a las personas al centro de las urgencias y del quehacer público-político.
Rodrigo Durán Guzmán