Ley de Pesca: efectos negativos
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Señor director:
En los últimos años hemos aprendido (?) que existen condiciones estructurales para poder aumentar el crecimiento y la inversión. Una de ellas es tener certeza jurídica y el respeto a los derechos y reglas adquiridas.
Bajo la premisa de redistribuir, “hacer justicia” y tener mayor equidad, el Gobierno presenta esta nueva Ley de Pesca. Nuevamente miran y se enfocan en un sector en particular, donde el consumo humano de productos del mar, el empleo y el crecimiento queda relegado a ideas románticas. El “gabinete pro-crecimiento”, al parecer, llegó un poco tarde a esta discusión.
Con la ley ampliamente aprobada en 2012, se cedieron recursos importantes (cuotas) a los artesanales y los industriales pudieron tener licencias transables y divisibles, con duración de 20 años y renovables. Estas se transformaron en instrumentos financieros que respaldaron inversiones importantes del sector.
Estas licencias están vigentes hasta el 2033. Hoy, el 85% se asigna por historia y 15% se subasta. Este proyecto viene a modificar esto sin ninguna compensación y ahora sería un 50% a subastar, es decir, viene a quitar un 35% de ese 85% de las licencias, además de no poder renovarlas. Estas licencias subastadas tendrán vigencia de 2 años y luego 10. Así, estas dejarán de ser un respaldo para la inversión y, sin lugar a dudas, los efectos negativos en la producción, empleo (de calidad) e inversión los veremos más temprano que tarde.
Carlos Smith
Docente-investigador CIES-UDD