Cartas

La Comisión de Armonización no es el rey Midas

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Señora Directora:

La Convención entregó a la Comisión de Armonización los 499 artículos que ya fueron aprobados. De ellos se supone que no se tocará nada de lo esencial, solo se evitarán duplicidades, se corregirá la ortografía, se ordenará el texto, etc. Cualquier cosa que se haga en esta etapa de armonización –que, dicho sea de paso, está compuesta por un grupo de los mismos convencionales–, no modificará sustancialmente el fondo de lo que ya se aprobó.

Así las cosas, seguirá el riesgo de menor autonomía para el Banco Central; continuará la incertidumbre acerca del derecho de propiedad y el significado de “precio justo”; se mantendrá el exceso de poder de los sindicatos y las huelgas a todo evento; se mantendrán las “autorizaciones administrativas” (sin propiedad) en lugar de las concesiones; seguirá presente la idea de autonomía territorial y la plurinacionalidad; continuará eliminada la iniciativa exclusiva del presidente en materia previsional y de gasto; Se mantendrá el sistema político muy desbalanceado; Continuarán los sistemas de justicia diversos; Permanecerá el fin al estado de emergencia; Continuará la lista de derechos sociales de cartón; y un largo etcétera .

Nada de esto cambiará. Sería asumir que se hizo muy mal el trabajo, y requeriría enmendar drásticamente. Es imposible armonizar hacia algo positivo un texto plagado de ideas contraproducentes para el progreso. Lo que sí seguirá pasando es que, de aprobarse un texto como el propuesto por la Convención, el efecto negativo en la inversión se hará más fuerte, y con ello, todos los males asociados. Hemos tenido una muestra de ello desde hace ya varios meses.

Félix Berríos Theoduloz

Economista

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