Señor Director:
La economía chilena creció un 6,1% en 2010 y un 6,0%. En 2010 se crearon más de 470 mil empleos; en 2011 la generación neta superó los 185 mil nuevos puestos de trabajo según datos del INE.
A pesar que la crisis internacional 2008-2009 y las voces que anunciaban que tardaríamos más de cinco años en recuperar los niveles de empleo que tenía el país previo a la crisis, lo cierto es que la realidad mostró que se hizo mucho más rápido, y eso es una señal objetiva de salud y solidez económica local. A inicios de 2010 la desocupación nacional era del 9%; cifra que evolucionó con marcada tendencia a la baja durante el año; luego en 2011 siguieron las disminuciones aunque menos pronunciadas para cerrar el año 2011 con un 6,6%.
Otro temor que corrió en el mercado, era que el contagio de Chile con la crisis internacional era inminente y de insospechadas consecuencias. Hoy se reconoce que lejos de eso la economía chilena se encuentra en buen pie e incluso con riesgos de sobrecalentamiento.
El crecimiento económico estuvo acompañado de empleo, y eso no siempre sucede así, es cuestión de ver el caso de Estados Unidos y parte de Europa donde la crisis trago consigo el fantasma del crecimiento sin empleo.
Si todos aplicáramos un poco más de optimismo en la economía, el mismo que ocupamos en nuestras vidas, el efecto multiplicador haría que estemos mejor. Al final del día, las expectativas y las emociones mueven a la economía tanto o más que los factores reales.
Patricio Ramírez
Economista Universidad Autónoma de Chile
Señor Director:
Hay un punto que no se comenta mucho y es que el presupuesto de Chile se elaboró con un precio estimado de US$ 3 y ha estado en US$ 3,85 todo lo que va de 2012. Ese 0,85 le da un marginal que representa muchas “lucas” para el Estado chileno y con esos ingresos podría crear un fondo para Aysén para mejorar el bienestar de la comunidades y capacitarlos para crear emprendimientos.
Por lado del impuesto específico de los combustibles, las externalidades negativas hay que compararlas con las externalidades positivas, como un incentivo a crear emprendimientos y incentivos para radicarse en Aysén, zona extrema del país.
Las empresas que se instalen con megaproyectos deben cancelar un royaltie para aumentar los fondos de la región, eso sí haciendo sistemas de auditoría mediante modernos sistemas de control de gestión. ¿Cuánto cuestan estas medidas? ¿US$ 15 millones o US$ 30 millones para el estado? ¿qué bienestar social se generará en la comunidad de Aysén? El que ceda ganará credibilidad en la famosa descentralización del país y un trato más digno, una negociación “win-win” (todos ganan) ¿Alguien tiene que ceder, para ganar?
José Francisco Lihn
Señor Director:
Dado los recientes ataques a sitios web por parte del grupo Anonymous, tanto en Chile como el mundo, es importante recordar que tres son los factores clave a considerar en la seguridad de una organización. En primer lugar está la confidencialidad, es decir, que la información contenida en sus sistemas sólo sea accedida por las personas autorizadas; luego viene la disponibilidad, lo que significa que deben existir planes de contingencia que permitan que un negocio siga funcionando, pese a la existencia de eventuales interrupciones en el servicio; y, finalmente, está la integridad, que se traduce en que la información a la que el usuario está accediendo sea la correcta y que no haya sido intervenida.
Asimismo, otro desafío relevante es definir cuáles son los activos importantes que debe proteger la empresa, lo que dependerá de su naturaleza.
Al enumerar los riesgos y definir una escala para determinar cuáles son los más importantes para un negocio se pueden identificar numerosos proyectos que una organización debe abordar en esta materia. En este sentido, para hacer ese análisis hay que tener en cuenta tres importantes ámbitos como son las personas, procesos y tecnologías.
Nibaldo Foix
Gerente Comercial Teknos