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Gestión de emergencias

Señor Director:


El viernes recién pasado, su prestigioso medio publicó una carta del señor Luis Brito, en la que hace alusión a mi propuesta de realizar un cambio radical en Gestión de Emergencias y se pregunta cuáles son los objetivos de esta propuesta y si, finalmente, apunta a sustituir a la Onemi.
Al respecto creo necesario hacer algunas precisiones. Primero, el terremoto del 27 de febrero de 2010 demostró que el modelo bajo el cual se gestionan las emergencias debe ser mejorado en la perspectiva de construir comunidades que sean cada vez más resistentes y resilientes, tal como lo recomienda la Gestión de Emergencias moderna. El debate político o la persecución de culpas en tribunales no son suficientes para realizar las mejoras que necesitamos.
Ciertamente, en las actuales circunstancias querer reinventar la rueda resulta tan inoficioso como seguir haciendo lo mismo y creer que habrá resultados diferentes. Por ello mi llamado no es otro que enfocarnos en la construcción de un sistema capaz de gestionar las emergencias en el antes, durante y después de su ocurrencia, lo que requiere no sólo de todos y cada uno de los recursos del Estado, sino que también de una debida articulación para cuidar y salvar vidas, tanto frente a aquellas emergencias más recurrentes como un accidente de tránsito o un infarto, hasta las menos habituales como podría ser un terremoto.
Podemos continuar con un sistema centralizado, que seguirá siéndolo si no se realizan importantes cambios al Proyecto de Ley que busca modificar la actual Onemi. Pero también tenemos la opción de ponernos al día y diseñar un sistema desde la base hacia arriba.
Propongo un giro radical en el enfoque de trabajo en esta área y para hacerlo de manera concreta es fundamental fortalecer el nivel local a partir de la preparación y organización comunitaria, así como crear en cada Gobierno Comunal una Oficina de Gestión de Emergencias Municipal (OMGE) que cuente con recursos, profesionales idóneos para elaborar y gestionar planes de gestión de emergencia y continuidad operacional de la comuna, capacidades para entrenar y organizar a su comunidad, estableciendo por cierto los protocolos y canales de coordinación con la estructura que proviene del nivel central y que corresponde a la ONEMI. Como ve, señor director, no hay intención alguna de eliminar la Oficina Nacional de Emergencias.
Este cambio de giro en la gestión de emergencias no es mero capricho, sino que es la constatación de una realidad que se comprobó el 27F: siempre será la comunidad y los municipios los dos primeros actores en reaccionar, justamente los dos eslabones de la cadena que menos hemos fortalecido, lo que se explica por la aproximación centralizada que tenemos hacia las necesidades de nuestros ciudadanos.

Ximena Rincón González

Senadora

Sernac Financiero

Señor Director:


La entrada en vigencia de la ley que crea el Sernac Financiero es una buena noticia en la medida que permita reducir los costos de transacción que tienen los clientes al operar con el sistema financiero. Las asimetrías de información y potenciales abusos se verán atenuados, pero no se puede asegurar el término de acciones indebidas solo por el hecho de existir una nueva institucionalidad. En tal sentido, una real capacidad de autorregulación de las asociaciones debería ser un elemento fundamental.
No se debe olvidar que existe una Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, que ha operado bajo un esquema basado en la solvencia del sistema, lo cual nos ha permitido contar con un sistema de extraordinaria fortaleza a nivel mundial, pero que ha adolecido de falta de transparencia y conductas inadecuadas para muchos de sus clientes.
Los cambios que se han propuesto permitirán informar y proteger a los ciudadanos, pero no se debe caer en la tentación del exceso de regulación, que termina aumentando el costo del crédito y reduciendo su acceso. Por esta razón, la autorregulación debería estar presente y tendría que aplicarse con rigor a sus miembros. Más vale eliminar una manzana podrida antes que contamine al cajón completo.

Francisco Santibáñez,

Director MBA Universidad del Desarrollo

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