Ética Legalista
Señor Director:
A principios de mes, fue conocido por todos, el caso de una funcionaria de Gendarmería que se jubiló con una suma casi inverosímil para el común de los ciudadanos. Más de cinco millones de pesos mensuales, a recibir por el resto de su vida, por haber desempeñado un cargo administrativo, durante 30 años, en esta institución. Son muchos los que han levantado la voz respecto de esto, criticando el abultado monto de esta pensión. Sin embargo, este proceso de jubilación se concretó utilizando todos los mecanismos que la legislación actual permite. De hecho, la propia ex funcionaria declaró: “La pensión que yo recibí es la que corresponde en derecho”, lo cual fue apoyado por su ex marido, quien dijo: “Ella está con la pensión que corresponde de conformidad a las normas legales”. Pero… ¿Hacer lo que la ley prescribe es en sí mismo un acto correcto desde el punto de vista moral? Lamentablemente, muchas veces no.
Ante casos como éste, es fácil caer en la llamada “ética legalista”, es decir, aquella que nos hace asumir como correcto lo que se hace dentro del marco de la ley. El riesgo está en que si nos sumamos a esta forma de interpretar la vida, también podemos caer en la “ética utilitarista”, para la cual lo moral responde a beneficios económicos personales, relegando a un segundo plano los aspectos comunitarios y sociales, o en la “ética relativista”, que insiste en que lo bueno depende de las circunstancias y del punto de vista de cada uno. Desde mi perspectiva, ninguna de estas mal llamadas “éticas” se apega al respeto por la dignidad humana y a la búsqueda del bien común. Muy por el contrario.
Estamos en el año de la Misericordia, ojalá este tiñera nuestros corazones y nos hiciera reflexionar. Es tiempo de repensar las cosas, de reevaluar nuestras leyes, de volver nuestra mirada a las personas y medir nuestro actuar en función de su crecimiento integral, de su bienestar y de su felicidad.
Soledad Neumann R.
Directora Ejecutiva de USEC
Cybersicosis
Sr. Director:
Realidad virtual, realidad aumentada, drones, avatares, robots... Anoche me desperté azorado: pinché mi pulgar con un alfiler para confirmar que soy un ser humano...
Gabriel Guiloff
Leasing habitacional
Señor Director:
En alusión a la nota “Eurolatina 3.0: financieras irregulares dan préstamos”, publicada la semana pasada, nos gustaría precisar que como agrupación compartimos la preocupación por el abuso de personas desprotegidas que estarían cometiendo financieras irregulares que, trabajando en la ilegalidad, usarían contratos de leaseback.
En el cuerpo de la noticia se mencionan los contratos de arriendo con compromiso de compraventa, conocidos como Leasing Habitacional, los cuales, en este caso, se usarían de forma genérica. Al respecto, nos gustaría precisar lo siguiente:
Las empresas que realizan contratos de Leasing Habitacional son sociedades anónimas autorizadas por la SVS, de giro exclusivo y supervisadas por este regulador y que cuyo funcionamiento está sujeto por una norma (Ley N°19.281).
Este uso legítimo y legal de la herramienta tiene como objeto dar una solución habitacional. Prueba de aquello es que 40 mil familias han podido elegir este instrumento que les permite el acceso a una vivienda.
Francisco Manieu, Jaime Flores, Francisco Vergara
Grupo Leasing Habitacional.
Aristóteles, tecnocracia y populismo
Sr Director:
En “Retórica”, Aristóteles definió, hace 2.300 años, los tres pilares de la persuasión: la argumentación racional (Logos), la credibilidad del interlocutor (Ethos), la emoción del oyente (Pathos).
En el Reino Unido, hace no mucho un político declaró “la gente está cansada de los expertos”. Ojalá que nuestros economistas, políticos y líderes sociales de todos los sectores relean a Aristóteles y no olviden que la racionalidad en la argumentación es solo una condición necesaria, pero no suficiente, para legitimar sus posiciones ante la ciudadanía. Sólo así se supera esta falsa dicotomía entre tecnocracia y populismo.
Raimundo Lira I.