Isla de pascua busca regar cultivos utilizando energía solar
Dada su sequía en verano, deben llevar el 52% de sus frutas y verduras desde el continente, pues la producción local no permite suplir la demanda interna.
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Ubicada en la Polinesia en medio del Océano Pacífico, Isla de Pascua es uno de los mayores atractivos turísticos de Chile, pues con sus playas vírgenes de arenas suaves y aguas turquesa, majestuosos volcanes dormidos, algunos incluso con increíbles lagunas interiores, y los enigmáticos moais que se encuentran dispersos por el territorio, cada año atrae a decenas de miles de visitantes que buscan deslumbrase con estas y otras tantas maravillas.
Los turistas se concentran principalmente en verano, misma época en que la falta de lluvia y altas temperaturas, además de avivar las fiestas, producen escasez de agua de riego para los cultivos. Es así que la isla se ve obligada a trasladar el 52% de las frutas y verduras que consumen anualmente desde el continente.
"Dada la menor disponibilidad de recurso hídrico, los agricultores de la zona deben disminuir su producción o recurrir a agua potable para regar durante estos meses, lo que eleva mucho el precio de sus productos y los hace menos competitivos frente a la oferta traída desde territorio continental", explica Carolina Cuevas, la jefa del proyecto de Sustentabilidad de Fundación Chile que, junto al apoyo de actores locales, busca generar agua de riego mediante tecnologías alimentadas a partir de generación solar.
La experta cuenta que la primera fase del proyecto fue todo un éxito, pues lograron validar el funcionamiento de una pequeña planta desaladora de agua de mar diseñada por la fundación según las condiciones propias de la isla. Esto dado a que las costas de Rapa Nui tienen un mayor nivel de salinidad en relación a las del continente y porque, tras las lluvias, concentran una importante cantidad de sedimentos dado el desplazamiento de la tierra, lo que implicó también desarrollar protocolos de operación específicos.
La puesta en marcha
Fue hacia finales de 2013 cuando Cuevas, quien se encontraba presentando los avances de otros proyectos de desalinización que Fundación Chile está liderando en el norte del país para generar agua potable y de riego para comunidades aisladas, fue contactada por una secretaria del Consejo de Producción Limpia de la isla para darle a conocer el problema que enfrentaban y señalarle su interés por desarrollar un proyecto similar allá.
Esto derivó rápidamente en la conformación de un equipo de trabajo que comenzó levantando información para elaborar una propuesta que les permitiera comenzar a buscar socios y apalancar financiamiento, el cual finalmente provino del Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional de Valparaíso, del que depende Isla de Pascua. También la Corporación Nacional Forestal (Conaf) les proporcionó uno de sus viveros dedicado al repoblamiento de especies nativas para realizar las pruebas, el cual alberga cerca de 4 mil ejemplares, algunos incluso de especies endémicas como como la Sophora Toromiro.
Fue así que instalaron en el lugar un pequeño prototipo de planta desalinizadora capaz de producir un metro cúbico de agua por hora funcionando, el cual mediante paneles fotovoltaicos es capaz de alimentar el 70% de su consumo de 4 KWp con energía proveniente del sol. Esta les permitió obtener el primer vaso de agua desalinizada con calidad de riego en mayo de este año, por lo que los últimos meses se han dedicado a estudiar su desempeño.
"Hoy en día las islas basan su generación eléctrica en el diésel, por lo tanto, todo lo que puedas generar a partir de fuentes renovables te ayuda a desplazar este combustible altamente contaminante, aportando a la sustentabilidad del territorio", enfatiza Cuevas, señalando que si bien la planta necesita alimentar un 30% de su operación a través de la red, el sistema solar sigue funcionando e inyectando al sistema cuando está apagada, por lo que dependiendo de la radiación del día, es posible alimentarla en un 100% con el sol.
Iniciando la segunda fase
La líder del proyecto cuenta que el vivero de la Conaf donde se realizaron las primeras pruebas es pequeño, por lo que la segunda fase para implementar la tecnología directamente al predio de un agricultor es todo un desafío. Esto sumado a que los grandes productores se encuentran alejados de la red eléctrica, por lo que habría que evaluar una planta 100% solar u otra alternativa utilizando este mismo tipo de fuente para tratar aguas de menor calidad. Sin embargo, Cuevas cuenta que existen varios más pequeños cercanos al pueblo que podrían operar con un sistema similar al utilizado actualmente en el vivero, aunque la ambición es poder atenderlos a todos.
"Hoy estamos evaluando qué es lo más factible hacer y formulando un proyecto para avanzar en la segunda fase, esto a raíz del importante nicho que se abrió con los resultados de la primera. Por ahora no hay fondos abiertos para obtener financiamiento, por lo que hasta entonces seguiremos avanzando en esta línea", cuenta la experta de Fundación Chile.