Editorial

Reforma a la reforma tributaria

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La Cámara de Diputados ha aprobado en general con 53 votos a favor y 31 en contra el proyecto de ley que busca “simplificar” la Reforma Tributaria, también conocido como Reforma a la Reforma. Pese a que se ha planteado como una simplificación del nuevo sistema, de lo que realmente se está hablando en este proyecto es de limitar severamente las posibilidades de las diferentes empresas para acogerse libremente a alguno de los dos regímenes –parcialmente integrado o atribuido-, esto con el fin de que el sistema sea factible: en general, el sistema atribuido será solo para empresas cuyos dueños sean personas naturales. Ya se había advertido en la tramitación del proyecto original (Ley 20.780) que la convivencia de los dos regímenes y la consiguiente determinación de la base imponible del propietario de una estructura societaria compleja que incluya empresas con ambos sistemas serían inmanejables. Más temprano que tarde el Ejecutivo pareció aceptar esta realidad, lo que sin duda es valioso.

Sin embargo, por más que se valore este gesto de realismo, no se está aquí enfrentando el problema de fondo, que es el tremendo aumento en el impuesto de primera categoría producto de las dos últimas reformas. Las empresas chilenas deberán pagar un impuesto de hasta 10 puntos porcentuales más que los que pagaban antes de 2009.

La tramitación en el Senado de este proyecto, que se especula podría ser en extremo breve, es una oportunidad de inyectar aún más realismo y aceptar que una tasa de impuesto a las utilidades retenidas mayor al promedio de la OCDE, puede no ser lo más adecuado para un país como Chile hoy.

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