China se adelanta a los hechos: pide a los gobiernos locales prepararse para la desaparición de Evergrande y la "posible tormenta" posterior
La compañía debe pagar hoy una deuda de US$ 84,5 millones. Sin embargo, al no realizarse nuevos anuncios, las autoridades del gigante asiático han comenzado a mover sus cartas para evitar mayores crisis.
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En una jornada clave para el holding inmobiliario, Evergrande, las autoridades chinas están pidiendo a los gobiernos locales que se preparen para su posible caída, según comentaron funcionarios familiares con las discusiones a Wall Street Journal.
Lo anterior, indicando no sólo un mal futuro para la compañía, sino que también una renuencia a rescatar a la compañía de sus deudas superiores a US$ 300 mil millones.
Según rescata WSJ, los funcionarios caracterizaron las acciones que se ordenaron como "prepararse para la posible tormenta", y dijeron que las agencias gubernamentales a nivel local y las empresas estatales han recibido instrucciones de intervenir solo en el último minuto, en caso de que Evergrande no gestionara sus asuntos de forma ordenada.
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Igualmente, mencionaron que a los gobiernos locales se les ha encomendado la tarea de prevenir los disturbios y mitigar el efecto dominó en los compradores de viviendas y la economía en general.
Este jueves vence el plazo para que Evergrande pague un bono local por US$ 36 millones, así como otro en dólares por US$ 83,5 millones. Si bien mencionó en un comunicado que su filial se encargaría del primer caso, no han habido novedades sobre el pago efectivo, ni los planes sobre saldar la otra deuda de US$ 47,5 millones la próxima semana.
Por lo mismo, se ordenó a los gobiernos locales que reúnan grupos de contadores y expertos legales para examinar las finanzas en torno a las operaciones de Evergrande en sus respectivas regiones, así como hablar con promotores inmobiliarios estatales y privados locales.
De esta forma, podrían prepararse para hacerse cargo de proyectos inmobiliarios locales y establecer equipos de aplicación de la ley y así monitorear la ira pública y los llamados "incidentes masivos".