Banco Central advierte del frágil momento financiero para los hogares chilenos tras ocho meses de pandemia
En su informe, el ente rector advierte que "el principal riesgo lo constituye una prolongación de la emergencia sanitaria y el consiguiente retraso en la recuperación económica".
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El Informe de Estabilidad Financiera (IEF) publicado hoy por el Banco Central correspondiente al segundo semestre alertó sobre la situación financiera de los hogares chilenos. El ente rector menciona que "los hogares han visto disminuida su capacidad para generar ingresos, lo cual ha estresado su posición financiera y ha requerido implementar políticas excepcionales".
Si bien el Central destaca las diferentes medidas que han implementado las autoridades para aplacar la caída de los ingresos de las personas producto de la pandemia, "han debido ajustar sus gastos y hacer uso de sus ahorros, por ejemplo, a través del retiro excepcional de fondos previsionales".
Sobre el retiro de 10% de los ahorros previsionales de las AFP, dice que si bien permitió a los hogares contar con liquidez en el corto plazo fue a cambio de una reducción de sus activos de largo plazo. De acuerdo al ente emisor, hasta la fecha se han acumulado retiros cercanos a los US$ 17.000 millones.
En lo que respecta a la deuda de los hogares chilenos, el informe expone que se mantuvo la tendencia de menor dinamismo iniciada a fines del año pasado, expandiéndose en un 2,4% real anual al segundo trimestre del 2020. Dicho valor, es el menor registrado desde igual periodo del 2009.
El Central explica que esta situación se debe por "la implementación de medidas de confinamiento, menor actividad e incertidumbre respecto del devenir de la pandemia, elementos que en su conjunto han reducido el consumo de las familias y, en contrapunto, aumentado sus motivos para incurrir en ahorro precautorio cuando ha sido posible".
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Mientras tanto, la deuda hipotecaria ha profundizado la moderación de su expansión, creciendo cerca de 6% real anual al tercer trimestre.
La alerta del Central
La señal de alerta de la entidad presidida por Mario Marcel proviene de que varias encuestas indican que una "fracción de hogares que no logran solventar sus gastos aumentó de manera importante hacia mediados de año".
Esto, en parte por "las medidas de confinamiento para contener la pandemia han generado una importante caída del empleo y dificultado la generación de ingresos para los hogares, afectando con mayor intensidad a los de menores ingresos".
Si bien la deuda de los hogares se mantuvo sin mayor cambio en torno a 50% del PIB a nivel agregado, "se observó un alza de la razón de deuda a ingresos de las familias, producto la reducción en el denominador y el efecto de menor amortización de deuda entre quienes han reprogramado sus créditos. Así, esta razón aumentó desde 5 a 5,8 veces el ingreso entre marzo y septiembre de este año, para el deudor bancario asalariado mediano".
Programas de ayuda
Frente al incremento de la razón de deuda a ingresos de las familias, el informe sostiene que "los programas de ayuda directa, subsidios y postergaciones de pago, entre otros, han sido ampliamente utilizados por los hogares y han resultado centrales en mitigar el shock adverso y prevenir un mayor nivel de impago".
El documento señala resalta que "históricamente las reprogramaciones han sido altamente efectivas para mitigar el riesgo de crédito en el corto plazo".
Sin embargo, matiza que "si se aplicara una política de reprogramaciones universales, aunque redundaría en un menor riesgo de crédito hoy, se podría traducir más tarde en episodios de impago masivos de alto costo tanto para deudores como acreedores".
Al momento de hacer las proyecciones, advierte que "el principal riesgo lo constituye una prolongación de la emergencia sanitaria y el consiguiente retraso en la recuperación económica".
En un escenario de estrés mayor, donde el desempleo supere el 18% se produciría un aumento sustancial de la proporción de personas vulnerables, con carga financiera superior a 40% de su ingreso. Según el Central, esto se traduciría en mayor impago bancario, el cual medido como deuda en riesgo pasaría desde 1,2% a 2,1% del PIB en el transcurso de un año, ubicándose en nivel similar a lo visto durante la crisis financiera global.
Por ello, afirma que las "nuevas políticas de apoyo deberán ser cuidadosamente sopesadas respecto de sus costos actuales y futuros, toda vez que las holguras se han estrechado y existe la posibilidad de efectos adversos que obstaculicen el ritmo de la recuperación".