Esta vez el superciclo de las materias primas será muy diferente del anterior
La revolución verde, y no el desarrollo industrial de China, está impulsando los precios de los commodities.
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Consejo editorial de FT
El largo auge de China, como tantas revoluciones industriales, se basó en atraer personas y cosas a las ciudades. Eso contribuyó al "superciclo" de las materias primas de la década de 2000. La entrada de alrededor de mil millones de personas a la economía mundial aumentó la demanda por hierro, cobre y petróleo. Las fábricas necesitaban materia prima además de trabajadores. Si bien la población del país probablemente se redujo el año pasado, aunque los datos del censo oficial publicados hoy martes digan que siguió expandiéndose, los precios de las materias primas continuarán aumentando.
El lunes, en Singapur, los precios de los futuros del mineral de hierro alcanzaron un récord en términos de dólares, subiendo 10% durante la jornada. El metal, utilizado en la producción de acero, no es el único. Los precios del cobre también han alcanzado niveles récord. Los precios del aluminio se han recuperado, al igual que los de la madera. El precio del paladio, utilizado en convertidores catalíticos para automóviles, ha crecido. Incluso los precios de productos agrícolas como cultivos y ganado son más altos.
Si bien China podría no desempeñar el mismo papel que en el período anterior de alzas en los precios de las materias primas, las predicciones de otro superciclo no carecen de fundamento: los esfuerzos de las economías avanzadas por reducir las emisiones de combustibles fósiles y el aumento del gasto en infraestructura de EEUU significarán una mayor demanda de ciertos metales y otros materiales: el cobre, al igual que el litio, es vital para la fabricación de automóviles eléctricos. La transición verde también ha tenido un efecto en la oferta. Pocas empresas de combustibles fósiles están invirtiendo como antes en exploración y producción.
Corto y largo plazo
Y en este momento, también los factores de corto plazo están influyendo. Las cuarentenas y restricciones han significado que el gasto de los consumidores en los países ricos ha pasado de los servicios a los bienes, aumentando la demanda de las materias primas que se utilizan para elaborar productos electrónicos de consumo. Mientras tanto, los cierres (una ola de frío obligó a paralizar las refinerías en Texas), han provocado cuellos de botella. Esto se combina con una reapertura más rápida de lo previsto, lo que lleva a una mayor demanda de consumidores en los países ricos. Las materias primas también atraen a los inversionistas que buscan una forma de apostar por la recuperación y protegerse al mismo tiempo contra la inflación.
Cuando estos factores comiencen a desvanecerse, habrá que considerar las tendencias a más largo plazo. Incluso si la población de China se está reduciendo, también se está haciendo más rica. Si bien el gasto de inversión del gobierno en el tipo de infraestructura que requiere acero y cobre está ayudando a impulsar la recuperación inmediata de la pandemia de coronavirus, un eventual reequilibrio hacia el gasto del consumidor impulsará las ventas de automóviles y electrodomésticos. El menor gasto estatal en trenes de alta velocidad no significa el fin de la demanda de metales industriales.
Los gobiernos de los países ricos, encabezados por EEUU, también están planificando una mayor inversión en infraestructura en puertos, carreteras y autopistas. Eso también impulsará la demanda. Lo mismo ocurrirá con la sustitución de los motores de combustión interna por eléctricos y la construcción de la infraestructura para cargar sus baterías.
No todos por igual
La revolución verde requerirá algunos de los mismos materiales que la revolución industrial. Pero no ocurrirá igual con todos. Si bien los precios del petróleo han aumentado junto con el litio, esto refleja en parte una menor oferta. El cartel de la OPEP ha restringido la producción y podría aumentarla a medida que suban los precios. Pero otras grandes petroleras y gasistas recortaron el gasto el año pasado cuando la pandemia obligó a poner fin a los viajes internacionales y otras actividades económicas; muchos se están preparando para adaptarse a un mundo con una demanda estructuralmente más baja. El esquisto estadounidense, que satisfizo la mayor parte del crecimiento de la demanda mundial desde 2015, ya no está creciendo.
El papel de China como la fábrica del mundo en la década de 2000 hizo subir los precios de todos los commodities por igual. Pero si esta vez se repite el superciclo, con precios que suben más allá de su tendencia de largo plazo, no será una réplica exacta. Esta vez es probable que haya historias muy diferentes para diferentes productos básicos.