Encuesta del Banco Central: El 70% de las empresas declaró que no tiene previsto invertir el próximo año
Esto implicó un deterioro respecto a lo previsto en enero, cuando la mayoría (53,8%) se inclinaba por hacerlo.
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Un frenazo en las inversiones refleja el Informe de Percepciones de Negocios (IPN) que realizó el Banco Central durante la segunda mitad de octubre. De acuerdo con el reporte publicado este jueves, el 70% de los más de 700 gerentes de empresas consultados declaró que no tiene previsto en sus planes de negocios invertir el próximo año.
Esto implicó un deterioro respecto a lo previsto en enero, cuando la mayoría (53,8%) se inclinaba por hacerlo.
Según el reporte, realizado vía online, las principales inquietudes están en que la situación económica y la política del país es “muy incierta” ( con un 55,7% y 56% de las menciones, respectivamente). Le sigue el que no existe suficiente demanda que justifique embarcarse en nuevos proyectos (34%), a juicio de los empresarios.
En la otra cara de la moneda, el pequeño porcentaje que aseguró que sí invertirá dijo que lo hará en aumentar la capacidad de producir los bienes de ventas (48,9%), en renovar o mantener la infraestructura existente (45,9%) y en desarrollar nuevos productos (40,9%).
En cuanto al desempeño de sus negocios durante este año, el informe señala que “la mayoría de las empresas reporta una mejora de las ventas, que se relaciona con el impacto en la demanda de la mayor apertura de la economía y las medidas de liquidez a los hogares”.
Lo que pareciera resultar una paradoja, ya que de cara a 2022 las perspectivas se han moderado ante un aumento de la incertidumbre, que se explica precisamente por la duda que tienen sobre qué pasara con la demanda una vez que termine el impulso de las medidas de liquidez a los hogares.
A lo anterior, se suma el “sostenido incremento” que perciben en sus costos -es decir en los valores de los insumos, mercadería y salarios- ligado al los problemas en el abastecimiento de bienes y servicios.
El nivel del debate político
En el informe se agregan entrevistas -que se realizaron a unos 70 gerentes entre el 4 de octubre y el 3 de noviembre- que muestran una “importante preocupación en torno a la evolución del debate político y legislativo”. Se menciona que las inquietudes están tanto por los efectos que pueda tener en la economía como por el impacto en sus respectivos negocios.
Así, los planes de inversión se redujeron respecto a lo previsto al comienzo de este año en donde las condiciones financieras se ven “más estrechas, especialmente para financiar proyectos de mediano y largo plazo”.
Entre las variables económicas que ponen nerviosos a los empresarios está la interrogante sobre la manera en que se normalizarán los problemas de abastecimiento, tanto internacional como nacional, ya que de ello depende la evolución de los costos.
Sobre el ambiente político lo que más se mencionó durante las entrevistas, según el IPN, es que se postergaron grandes proyectos a la espera de mayor certeza jurídica: “No se puede jugar en una cancha de futbol si no están claras las reglas”, declaró un gerente del sector bancario.
Otras variables son el aumento de costos en la construcción, la falta de mano de obra y la menor disponibilidad de insumos.
Lo que ha sido 2021
La mayoría de las empresas reportó una mejora en sus ventas en lo que va del año, lo que vinculan a que las restricciones de movilidad disminuyeron en combinación con una liquidez de los hogares. Todo esto impactó en la demanda e incluso en aquellos sectores que estaban más rezagados. Por ejemplo, en los servicios de entretención y de restaurantes ya expresan que están con una actividad que se aproxima a lo que tenían previo a la pandemia.
Como un atisbo de mejora en la eficiencia, hay empresas que expresan que a pesar de que se levantó el toque de queda, ellas no extendieron sus horarios de operación a lo que tenían hace dos años. Es más, algunos gerentes entrevistados aseveraron que las ventas “han resultado igualmente buenas con un horario más limitado, permitiendo ahorrar costos”.
Algunos comentaron que siguen privilegiando la flexibilidad horaria, uso de plataformas digitales y teletrabajo.
La falta de personas dispuestas a trabajar llevó a que las empresas aumenten los sueldos
La dificultad de encontrar trabajadores para llenar las vacantes ha sido un problema. De hecho, en algunas empresas se explica que la mantención de horarios acotados es una manera de sobrellevar esta escasez de mano de obra.
En especifico, el informe revela que es más notorio en empleos de menor calificación como técnicos, operarios y personas que se desempeñan en funciones de logísitica.
Por actividad, la dificultad se concentra en la agricultura, el comercio y, en general en los servicios, ya que no saben bien qué ocurrirá cuando sus negocios -por la estacionalidad habitual- los haga necesitar más trabajadores.
Esta falta de personas interesadas en trabajar generó que entre las empresas se disputen a los empleados mediante el ofrecimiento de sueldos más altos. Esto porque, además, reconocen que “está resultando difícil reenganchar a los trabajadores despedidos durante la pandemia”. Aquí uno de los factores es que hay quienes se embarcaron en emprendimientos personales.
Pero no todo son aumentos en los salarios líquidos: hay firmas que han mejorado sus condiciones con bonos por desempeño o de otros beneficios.
Cómo la marcha de las compañías influye en la inflación
Las variaciones en los costos que tienen las compañías para producir tendrán impacto en la inflación en la medida que los traspasen a sus precios de venta final, que es lo que paga en definitiva el consumidor.
Entonces, el aumento en los costos laborales, los problemas en el suministro de insumos sumado al incremento en el valor de los combustibles, la depreciación del peso y al hecho de que los fletes están más caros, lleva a que la mayoría de las firmas estima que “deberá seguir subiendo los precios de ventas en sus productos”. Esto, según explica el reporte, se da en un escenario en que “aún no han logrado completar el traspaso de sus mayores costos”
De acuerdo con la encuesta, más del 90% de las empresas estima que mantendrá o subirá sus precios en los siguientes tres meses. Asimismo, dos tercios señalan que ese cambio de precio no corresponderá a los movimientos habituales para esa época del año. Y reconocen que “independiente del ajuste que ya han efectuado en sus precios, las presiones de costos, sumado a una demanda pujante, entregan espacio para seguir subiéndolos”.