Clapes UC pone foco en gradualidad 40 horas en medio de mayor costo y efecto incierto en empleo
Más allá de la polémica, el reporte aludió a otros aspectos que deben ser ponderados, como uno positivo en la salud física y mental de los trabajadores.
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Consideraciones más allá del sólo impacto en el costo y el empleo, hizo un análisis de Clapes UC sobre la eventual reducción de la jornada laboral desde las actuales 45 horas semanales a las 40 horas propuesta por las diputadas comunistas, Camila Vallejo y Karol Cariola, que será votado en sala hacia fines de mes.
Un punto relevante para el investigador de la entidad, Juan Bravo, es precisamente la importancia de que la reducción de las horas trabajadas sea gradual, de forma de ir midiendo sus efectos en la economía. Esto, advierte, de forma de evitar que “las posibles ganancias de productividad gatilladas por la reducción de jornada no superen el incremento del costo”, lo que podría perjudicar el empleo.
Pero, a juicio del economista, no se trata de aplicar una disminución necesariamente lineal de la jornada, pues repara que en Chile también está en evaluación un alza en la cotización previsional de 4%, que se implementará en forma gradual en ocho años, pero con alzas mayores a partir del cuarto año.
Un cambio parejo, dice entonces, “implicaría cargar demasiado el impacto negativo en empleo en años posteriores cuando se junte con el mayor efecto que tiene la reforma previsional”.
Justamente, agrega, por el hecho de que “los efectos negativos en empleo de la reducción de jornada laboral serán mayores mientras más cerca estemos del umbral de 40, sería recomendable hacer rebajas de mayor cuantía de tiempo al inicio y de menor cuantía después”.
Asumiendo que la literatura empírica no ofrece resultados concluyentes, el investigador de Clapes UC recalca que el efecto en el empleo de una reducción de la jornada laboral es “altamente incierto, con un techo de pérdida de unos 249 empleos asalariados, pero donde no es posible descartar escenarios donde el impacto sea menor”.
Lo anterior, señala, considerando que la propuesta de las 40 horas tendría un aumento del costo salarial de 12,5% por hora.
Bravo cree que es bastante factible que la reducción de la jornada también aplique para los trabajadores del sector público, de ser así y de acuerdo a las cifras procesadas de la Encuesta Nacional de Empleo del INE, habrían 4.385.484 trabajadores que trabajan 41 horas habituales o más, a quienes aplicaría la reducción.
Con respecto a cómo reaccionaría el mercado laboral, Bravo sostiene que las firmas al ser heterogéneas lo harán “en forma diferente”.
Pero agrega que en el largo plazo, “las posibilidades de efectos positivos en el empleo desaparecen por completo, puesto que se anulan los efectos de las rigideces (...) y las firmas se ajustarán considerando que contratar a un trabajador se ha vuelto más costoso”.
Salud física y mental
Por último, el análisis repara en que existen otros efectos económicos que surgen de una rebaja de la jornada laboral. Uno de los más citados en la discusión se relaciona con la salud física y psicológica de los trabajadores.
Según Bravo, el cambio “implicaría una reducción del gasto en salud, lo cual es un beneficio económico de la aplicación de esta política”.
Esto, en el entendido que largas jornadas laborales distintas investigaciones las asocian a depresión, ansiedad, problemas de sueño y enfermedades cardíacas.