Nuevos desafíos profesionales emprende por estos días Michel Jorratt. En enero el exdirector del Servicio de Impuestos Internos (SII) asumió como socio y director de la consultora Transtecnia, a través de la cual brinda asesorías a contribuyentes en el marco del proceso de implementación de la reforma tributaria.

En este sentido, una de las iniciativas que más entusiasmado lo tiene es un proyecto de certificación de competencia tecnológicas aplicadas a procesos contables y tributarios, dando cuenta del énfasis tecnológico que busca darle a la gestión impositiva.

El ingeniero sigue de cerca el incipiente debate por la reforma tributaria que presentará el gobierno el tercer trimestre. Con calculadora en mano, Jorratt establece que el recorte de 27% a 25% del impuesto a las empresas, y la restitución del crédito de 100% en el sistema semi integrado, le costarán al Fisco US$ 2.000 millones en recaudación, un 0,8% del PIB. “Esto equivale al 30% de la mayor recaudación de la reforma del 2014”, advierte.

- ¿Cómo anticipa el debate?

- Creo que se centrará en la equidad tributaria versus la eficiencia. El gobierno quiere dar incentivos a la inversión y por eso plantea bajar la tasa de Primera Categoría y dar un 100% de crédito en Primera Categoría en el sistema semi integrado. Pero obviamente esos cambios afectan directamente la equidad porque van a beneficiar al 1% más rico de la población. Se sabe que es así y va a significar también perder buena parte de la recaudación de la reforma tributaria. Por lo tanto, el desafío del gobierno está en qué medidas va a proponer de compensación.

- ¿Qué compensaciones debieran considerarse?

- Si uno piensa en compensaciones y se olvida de la equidad, entonces puede compensar a través de subir el IVA. Pero tampoco creo que sea algo fácil de aprobar en el Congreso. Ahora, si uno piensa en medidas progresivas, tendría que pensar en cosas, como por ejemplo sobretasas a las contribuciones de bienes raíces, eliminar las exenciones a las ganancias de capital de acciones y de bienes raíces, o incorporar las herencias dentro de la base del impuesto a la renta. Es difícil mantener la progresividad con las medidas clásicas de incremento de recaudación, como subir el IVA o los impuestos a productos específicos.

- ¿Es una opción válida subir de 35% a 40% la tasa máxima personal?

- Sería una medida progresiva, pero en un esquema en base a retiros y de integración al 100%, el efecto recaudatorio es bajo, ese es el problema. Hay que entender que la tasa se pudo bajar en la reforma de 2014 porque se estaba ampliando la base tributaria de manera mucho más importante. Subir la tasa no permite compensar por sí solo la menor recaudación.

- ¿Será más duro este debate que el de 2014? El Congreso está mucho más segmentado…

- En principio sí. Pero todo dependerá de lo que plantee el gobierno. Proponer rebajas que benefician al 1% de mayores ingresos, compensándolo con medidas regresivas, sería difícil de aprobar.

- ¿Es tan urgente el problema como para enviar una reforma a mediados de este año?

- Desde mi punto de vista, no hay nada urgente que corregir en la reforma tributaria. Por lo tanto, más que el plazo, me preocupa el contenido del proyecto. Por lo que sabemos, los grandes cambios significan modificar dos números: el 27% por el 25% y el 65% por 100%.

Ahora, si se plantea una reforma contundente como la que se hizo en el gobierno anterior, sí creo que merece un mayor tiempo de reflexión. Creo que ese fue un problema de la reforma del 2014, que no hubo un debate amplio.

- Alejandro Micco dijo que había que darle más tiempo al sistema tributario, que este año recién entra en régimen. ¿Comparte esa idea?

- Yo concuerdo con él. Por eso no veo cambios urgentes que haya que realizarle a la reforma. Lo que pasa es que el gobierno al parecer quiere otorgar estas rebajas impositivas como un incentivo a la inversión. Pero el sistema tiene buenos incentivos a la inversión: depreciaciones ultra aceleradas que no hay en otros países y que son los mejores incentivos a la inversión.

Entonces, sería partidario de darle más tiempo a la reforma porque entra en régimen este año, pero los efectos totales se verán recién el próximo año. Recién entonces se verá su potencial recaudador.

- ¿El crecimiento económico no es suficiente para compensar la menor recaudación por las bajas de impuestos?

- El crecimiento no compensa las bajas de tasas, aunque ayuda. Además, Chile antes de la reforma estaba en el penúltimo lugar de la OCDE en términos de recaudación como porcentaje del PIB, y hoy sigue estando en el penúltimo lugar, aun cuando recaudemos los tres puntos del PIB esperados. Comparativamente, no parece haber una necesidad de reducir carga tributaria.

- El ministro Larraín dijo que Chile iba contra la corriente en materia de impuestos corporativos, que han bajado en varios países del mundo.

- Puede ser, pero uno puede ir contra la corriente cuando parte de un punto más bajo. Probablemente, respecto de algunos países que están bajando tasas, vamos contra la corriente, pero nos falta mucho para que nos juntemos, ese es el punto. Si seguimos bajando impuestos corporativos, nos seguiremos alejando.

La polémica de los contadores

- ¿Cómo ha seguido la preparación de la Operación Renta? Ha habido polémica por el llamado de los contadores a postergar el proceso.

- Ha sido un proceso con todos los problemas que puede tener la implementación de un sistema nuevo. El Colegio de Contadores ha pedido que se postergue, pero hacerlo significa postergar el problema porque ya hubo tres años para prepararse y, como siempre, estamos todos a última hora haciendo las cosas.

Aparte de la reforma tributaria, cada vez el SII exigirá más información, es algo lógico que hacen todas las administraciones tributarias. Esto no va a parar en término de mayores requerimientos para los contadores. El Colegio de Contadores, en vez de estar pidiendo estas postergaciones, le recomendaría que mejor apoyaran la modernización de los procesos contables. El SII en términos de modernización va a 200 kilómetros por hora y los contadores a 20.