El gobernador del banco central de Nigeria, Godwin Emefiele, ha establecido una serie de controles y prohibiciones para los importadores de 41 artículos desaprobados en un intento de defender una moneda presionada a la baja por la caída de los precios internacionales del petróleo y la disminución de la confianza en las perspectivas de los mercados emergentes.
Los inversionistas extranjeros y las empresas locales se quejan de que sus políticas están agravando la escasez de moneda extranjera y creando un ambiente impredecible para los negocios. El emisor nigeriano dice que "no se opone ideológicamente a la devaluación del naira", pero no tiene planes inminentes de hacerlo. Sin embargo, con el precio del barril de crudo por debajo de los US$ 50, su defensa de la moneda es cada vez más insostenible.
Cerca del 70% de los ingresos del gobierno y el 90% de los ingresos por exportaciones en la mayor economía de África dependen del petróleo. Nigeria ha sido duramente golpeada por una caída del precio del crudo que comenzó en junio de 2014 y sigue sin mostrar signos de una inminente recuperación. El crecimiento económico se desaceleró a sólo 2,35% en el segundo trimestre, desde más de 6% el año pasado, debido a la contracción del sector petrolero.
Al caer los ingresos del petróleo, el nuevo gobierno de Muhammadu Buhari ha tenido problemas para pagar a los trabajadores y ha visto cómo sus reservas de divisas se han desplomado 20% en el último año. En este contexto adverso, a fines de 2014 y principios de 2015, el banco central se vio obligado a aflojar la paridad del naira con el dólar.
Sin embargo, pese a que otras monedas que dependen del petróleo siguen debilitándose a medida que 2015 avanza, la de Nigeria se ha mantenido justo por debajo de las 200 unidades por dólar desde febrero.
Control a especuladores
El banco central justifica el actual tipo de cambio fijo del naira diciendo que la dependencia de las importaciones de Nigeria hace necesario una divisa fuerte. Los asesores de Emefiele también parecen reacios a aceptar que el naira está sobrevaluado, citando en su lugar el papel distorsionador de los especuladores en el mercado.
Con limitadas reservas para defender la moneda, el banco central ha iniciado una serie de controles dirigidos a reducir su influencia. Desde diciembre, ha restringido el comercio de divisas y redujo el límite de retiro de los cajeros automáticos, recortando el máximo en más de la mitad, a 60.000 nairas (US$ 300), diarios. Los depósitos en efectivo en dólares en los bancos se han prohibido recientemente.
Más controvertida ha sido su incursión en la política industrial. En julio, Emefiele prohibió el uso de divisas para una desconcertante lista de 41 artículos, desde carretillas hasta jets privados, en un intento por estimular la producción y la creación de empleo, así como proteger las reservas.
"Los bancos centrales de los países en desarrollo como el nuestro no pueden quedarse de brazos cruzados y concentrarse únicamente en el precio y estabilidad monetaria", argumentó en junio.
Entorno impredecible
Estas políticas, que se establecieron con poca o ninguna consulta, están creando un entorno impredecible para los inversionistas extranjeros y las empresas locales.
Las empresas de bienes de consumo están entre las más afectadas en medio del debilitamiento de la confianza del consumidor y el retraso de pagos a los trabajadores del gobierno. Muchas firmas reportaron una caída en el comercio ya que los consumidores con problemas de liquidez cambian de sus marcas habituales a opciones más baratas.
Los controles de Emefiele se han sumado a las preocupaciones de las empresas de bienes al exacerbar la escasez de divisas, obligándolas a acudir al mercado paralelo, más caro, como vía para pagar a sus proveedores.
La convicción de Emefiele de que los productos de la lista negra pueden ser reemplazados por bienes de manufactura local parece descabellada. Las políticas proteccionistas del pasado han beneficiado a unos pocos empresarios bien conectados, pero han fallado en generar un próspero sector manufacturero.
La industria sigue paralizada por la escasez crónica de energía, infraestructura deficiente y la falta de capital humano. Los inversionistas dicen que las prohibiciones a las divisas están dando lugar a una escasez que hace subir los precios y a un sofocante gasto adicional. La tasa de inflación anual se ha acelerado durante siete meses a 9,2% y parece que llegará a los dos dígitos en los próximos meses.
Entran los contrabandistas, salen los inversionistas
Las prohibiciones sobre el tipo de cambio también podrían tener otro efecto involuntario: un aumento del contrabando. Los altos aranceles han estimulado tal tipo de comercio ilegal en el pasado.
Por ejemplo, la prensa local señala que las importaciones de vehículos extranjeros a Nigeria han caído fuertemente desde que el anterior gobierno, liderado por Goodluck Jonathan, comenzó a instaurar un arancel de 70% a principios de este año, mientras que Benin y Togo, pequeñas naciones al oeste e históricamente una vía para el mercado negro en Nigeria, los rastreaban simultáneamente.
La incertidumbre en la política cambiaria también ha hecho mella en los mercados, la participación internacional en los mercados de capital de Nigeria ya está por debajo de 10%, en comparación con el 27% de 2013, según Standard Chartered Bank. Podrían llegar mayores salidas. JPMorgan Chase ha amenazado con retirar al país del índice de bonos soberanos de mercados emergentes si no desregula el comercio de divisas para fines de año.
Nigeria tiene una ponderación de 1,44% en el indicador, seguido por fondos por US$ 210 mil millones. Si la sacan, se verían forzados a vender, lo que podría elevar los costos de financiamiento al tiempo que la nación busca capital internacional para contener el creciente déficit de cuenta corriente.
El ajuste no está muy lejos
A medida que la inflación sube y crece la presión sobre la divisa, Emefiele, como otros banqueros centrales de economías exportadoras de materias primas, debe elegir entre elevar las tasas de interés, dañando aún más a una economía ya titubeante, o mantenerlas estables. La última vez que se incrementó, por primera vez en tres años, fue en noviembre de 2014 hasta un máximo histórico de 13%.
Es poco probable que vuelva a hacerlo otra vez por temor a estrangular al sector empresarial, que durante mucho tiempo se ha quejado de los altos costos de endeudamiento.
Sin embargo, con los precios del petróleo tocando mínimos -de US$ 42 por barril en agosto- será cada vez más difícil para el gobernador mantener la tasa de interés mientras justifica su defensa de la moneda, particularmente en el contexto de las recientes devaluaciones realizadas por países productores de petróleo, incluyendo a Angola y Kazajistán.
El naira cotiza actualmente en el mercado paralelo en cerca de 225 unidades por dólar, pero es probable que caiga más en las próximas semanas en la medida que la confianza se erosiona y los inversionistas siguen retirándose. Parece muy probable que el tipo oficial necesite seguir su ejemplo, antes de que el banco central vuelva a su preferencia por un tipo de cambio estable en la última parte de 2016, asumiendo que el precio del crudo muestre señales de recuperación para apoyar tal política. De hecho, hay precedentes de tal cadena de eventos.
Durante la caída del precio del petróleo de 2008-2009, el banco central permitió una devaluación parcial del naira, luego aplicó restricciones de divisas para frenar una mayor depreciación, lo que resultó en un amplio margen con el tipo de cambio paralelo, antes de aliviar las restricciones a medida que el precio del crudo se recuperaba y era capaz de restablecer la estabilidad del tipo de cambio.
La historia tiene el hábito de repetirse en Nigeria, con algunas lecciones aprendidas.