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El desafío de la gestión de portafolio, la creación de valor y el alineamiento estratégico con el propósito

Por Telma Otero, socia de People in Mind #SoyPromociona

Por: Telma Otero, socia de People in Mind #SoyPromociona | Publicado: Viernes 20 de diciembre de 2024 a las 11:41 hrs.
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Telma Otero, socia de People in Mind #SoyPromociona

Gran parte de mi carrera profesional la he dedicado, y continúo dedicando, a trabajar estratégicamente en el Viaje del Propósito con empresas de Chile y Latinoamérica. A lo largo de este recorrido, he tenido la oportunidad de observar desde diversas perspectivas cómo las organizaciones crean sus estrategias, ejecutan sus proyectos, y descubren y viven su propósito apalancándolo desde su cultura y liderazgo.

En este tiempo, he observado que, independientemente del mercado en el que operen, las organizaciones enfrentan un desafío común: cómo llevar el propósito a la acción. Este desafío, aparentemente cultural, presenta matices específicos que requieren soluciones profundas y contextuales.

En las distintas versiones de el Barómetro Iberoamericano sobre la Implantación del Propósito Corporativo, realizadas por la Universidad de Navarra en alianza con IESE y DCH, se repiten consistentemente ciertos temas clave.

Cuando se pregunta a las empresas cómo trabajan para desplegar y materializar su propósito, las respuestas más relevantes tienden a centrarse en aspectos como el conocimiento y la contribución a sus grupos de interés, la medición de la satisfacción de sus clientes, el grado de alineación del modelo de negocio con el propósito y la estrategia de marca e imagen corporativa.

Sin embargo, existe un concepto transversal que emerge crucialmente: la conexión entre la estrategia, los nuevos proyectos y el propósito corporativo. Este aspecto, ocupa un lugar central con una relevancia que ronda el 80% en las empresas tanto de Chile como del resto del mundo.

La pregunta estratégica sobre el propósito debe responderse desde no solo descubriendo "por qué hacemos lo que hacemos", sino también indagando en "cómo lo llevamos a la práctica". Y este, es el gran desafío que enfrentan las empresas cuando intentan aterrizar su propósito en acciones concretas, especialmente a través de la gestión de su portafolio de proyectos estratégicos. El propósito no puede quedar relegado a una declaración inspiradora; debe ser el filtro a través del cual se priorizan y ejecutan las iniciativas de la organización.

Un portafolio estratégico orientado al propósito implica que cada proyecto sea diseñado y gestionado como una pieza clave para materializar ese norte organizacional. Esto no significa enfocarse exclusivamente en iniciativas que sean "visiblemente alineadas" al propósito, sino también transformar cómo la empresa define, selecciona y mide sus proyectos en función de su contribución a los objetivos estratégicos derivados del propósito.

En este sentido, la definición de la gestión de proyectos que promueve el PMI desde el PMBoK 7, resulta especialmente relevante. Este marco enfatiza la importancia de los proyectos como motor de la generación de beneficios del negocio, y entregar valor, enfatizando en que ya no basta con producir entregables (outputs), la gestión de proyectos se debe centrar en entregar resultados al negocio (outcomes) medibles e integrados en sistemas de generación de valor sostenido, alineando cada iniciativa con la estrategia organizacional y las expectativas de los grupos de interés.

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