Confianza en los negocios: una oportunidad para cambiar el rumbo empresarial
Por Sibila Valdés, directora de Gestión y Fiscalización EECC DGM, vicepresidenta de WIM #SoyPromociona
Según estudios recientes de la OCDE, apenas el 25% de los chilenos confía en el poder judicial. Este síntoma de desconfianza no solo se refleja en la sociedad, sino que también impacta en el mundo empresarial y en las relaciones comerciales. ¿Les ha sucedido que, al licitar contratos, los precios aumentan constantemente?
Como mandantes, este fenómeno genera incertidumbre y nos obliga a negociar con los proveedores para rebajar tarifas, con el fin de asegurar contratos a largo plazo. Sin embargo, este tipo de reducciones plantea un desafío: mantener las utilidades y, en muchos casos, mantenerse a flote para los proveedores. De seguir así, parece que todos pierden.
Un ejemplo claro es la cantidad de empresas que hoy cuentan con oficinas técnicas especializadas en controversias y reclamos. Este fenómeno parece cada vez más común, lo que refleja que nos estamos preparando para defender nuestros intereses sin buscar soluciones colaborativas.
¿Qué pasaría si, en lugar de centrarnos en resolver disputas locales, buscáramos soluciones que maximicen los beneficios para todas las partes a nivel global? Probablemente, los resultados serían más positivos para todos, pero para ello es fundamental que existan relaciones basadas en la buena fe, con una visión y objetivos comunes.
Generar conexiones auténticas es clave para cambiar la mentalidad de desconfianza que hoy permea las licitaciones y acuerdos. El enfoque actual de imponer exigencias cada vez mayores en las bases técnicas, mientras los proveedores toman medidas cada vez más estrictas para proteger sus márgenes, no es sostenible.
Es hora de dejar atrás el castigo, los descuentos y las multas como métodos operativos. En lugar de eso, deberíamos tomar las desviaciones y errores como una oportunidad para mejorar el desempeño de manera continua. Solo así podremos garantizar el cumplimiento de estándares clave como la seguridad, la salud, los derechos humanos y laborales.
Mejorar nuestras organizaciones no es solo una cuestión de eficiencia; es un compromiso con la vida, la salud y la satisfacción de nuestros trabajadores. Como ya han demostrado varios estudios, empleados más felices, motivados y comprometidos son más productivos, más seguros y que contribuyen al éxito del negocio.
Entonces, ¿por qué no comenzar hoy mismo a construir la confianza y la colaboración en nuestras empresas y relaciones comerciales? ¿Seremos capaces de generar un cambio que también impacte positivamente en la sociedad chilena?