Francisca Florenzano y el apoyo del gobierno a la cultura: “Ha faltado voluntad”
La próxima semana se inaugura la 17° edición de SANFIC y por segundo año consecutivo se realizará de manera 100% digital y gratuita. La directora ejecutiva de Fundación CorpArtes habla del desplome del sector cultural, pero también rescata dos conceptos que han cobrado nueva relevancia: trabajo colaborativo y flexibilidad.
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Desde el 15 de marzo de 2020 el equipo de CorpArtes no ha vuelto a verse presencialmente, pero han estado trabajando intensamente. En estos meses el equipo y el financiamiento con el que funcionaban como fundación se redujo a un tercio. Y todo el sistema de programación que Francisca Florenzano (49) organizó desde que llegó al cargo de Directora Ejecutiva, hace cinco años, se desarmó.
No tienen fecha de reapertura presencial. Francisca menciona tres razones: la poca claridad y especificidad respecto de las normas sanitarias para este tipo de recintos; el autocuidado a partir de la situación que se vivió en el Teatro Oriente con el brote de contagio en el elenco de la obra Orquesta de señoritas, que significó la muerte del actor Tomás Vidiella y el peluquero Patricio Araya; y el hecho de que el Centro Cultural de CorpArtes -su sala de teatro y espacios de exposición ubicado en Rosario Norte 660 – funcione en el subsuelo sin ninguna posibilidad de ventilación que requiere la prevención del Covid-19.
Seguirán en formato digital y están trabajando en algunos proyectos híbridos que producirán en conjunto con otras entidades. Uno de ellos es una nueva obra de la compañía Teatro Cinema, que evalúan montar en la Aldea del Encuentro, Peñalolén.
“El trabajo colaborativo ha florecido. La colaboración siempre ha sido importante y positiva, pero antes era algo más teórico, ahora es indispensable. Si no vas de la mano con otros, los proyectos no resultan”, afirma la socióloga de la Universidad Católica, máster en Salud Publica en Cambridge y en políticas sociales en la London School of Economics.
Lo mismo comenta respecto de la flexibilidad, que hoy es requisito. “Antes en mi equipo la improvisación se entendía como desprolijidad, pero hemos tenido que cambiar la manera de trabajar. Esta experiencia puede ser más enriquecedora que un postgrado o una capacitación. La vida nos pegó un zarpazo, a todos, y me emociona la capacidad de reinventarse y seguir adelante”, sostiene refiriéndose a la pandemia en general y en particular al salto que ellos, como fundación, debieron dar a lo digital.
“Todos queremos volver a lo presencial, pero este espacio virtual no lo vamos a perder. Hemos ganado el poder llegar a todo Chile. La pandemia vino a acelerar ciertos cambios y nos empujó fuera de la zona de confort. Tenemos que ser parte de la memoria que narre este momento”, enfatiza la ex directora de Senda, en el primer gobierno de Sebastián Piñera.
En Chile, sostiene Florenzano, el sistema de desarrollo y financiamiento del mundo de las artes y la cultura, siempre ha sido frágil, lo cual con la pandemia significó su desplome.
“Al momento de definir temas como aforo y protocolos, el gobierno no ha dado pie con bola. Estos espacios de cultura no solo son importantes para los trabajadores del sector, sino por el rol que cumplen en la sociedad. La evidencia científica lo demuestra, pero hay un ministro de Economía que no cree en eso”, apunta la socióloga.
Continúa: “La ministra de Cultura, lo digo con respeto, es alguien bastante de adorno dentro del gobierno. Creo que ha hecho las gestiones pero hay un ministro de Economía que no le ha dado la importancia al sector. Y un Presidente que tampoco cree que la cultura sea prioridad. Simple. Hay que decir las cosas como son”.
Lo mismo ha sucedido con el deporte, añade, otro espacio para que la gente sobreviva a una pandemia con salud mental y física: “son dos áreas que históricamente en Chile han sido accesorias. Es paradójico, porque su importancia resulta evidente”.
-¿Qué se podría haber hecho mejor?
“El Ministerio de las Culturas se ha quedado en un discurso pequeño, reiterando que no tiene la facultad para apoyar más al sector en términos de subsidios. Se han limitado a la reasignación presupuestaria. Yo he trabajado en el sector público y uno sabe que se puede hacer más. Ha faltado voluntad.
"Cuando se trató de reactivar el sector de la construcción, mientras estábamos todos encerrados, se pudo. Hay una parte básica que resolver, cierto, pero el ser humano necesita más que eso. Quizás no es prioridad para las personas que están tomando las decisiones".
"Pero en países desarrollados, que han vivido guerras, saben que hay que pensar en qué va a pasar cuando volvamos a levantar cabeza. Si el sector cultural muere, el país pierde mucho. Pierde parte de su alma y de su identidad”.
También pone el foco sobre cierto sector de la cultura que se ha resistido a entrar en la lógica de industrias creativas. “Hay un rechazo a implementar la planilla Excel o a hablar de economía naranja, porque se lo asocia con mercantilización o prostitución del arte. Yo creo que todo tiene que sumar. No es malo abrirse a lógicas de mercado si uno cuida el corazón y el espíritu".
"En CorpArtes, como tenemos un banco y una familia detrás, el primer acercamiento con algunos artistas es desde la desconfianza, pero al conocer cómo trabajamos se dan cuenta que tenemos respeto absoluto al proceso creativo. Es parte de las tensiones que tenemos como país. El sector tiene que llegar a lugares de encuentro que no son blanco y negro. Hay “grises” que se han entendido bien en países como Inglaterra como algo virtuoso, que te abre la cabeza. Ese desafío tenemos que asumir”.
Hasta el año pasado CorpArtes tenía un modelo de financiamiento compuesto de tres partes, explica Florenzano. Primero, los ingresos que el equipo era capaz de generar a través de auspicios, arriendos y venta de tickets; desafío que asumió cuando se incorporó como directora ejecutiva. Segundo, ese mismo monto era donado por la familia Saieh.
Y tercero, un aporte proveniente de Itaú-Corpbanca. Producto del cierre del centro cultural, los recursos propios se redujeron al mínimo, y a mediados del año pasado, debido al momento que se vive en Corp, también se suspendió ese aporte, quedando solo un tercio del financiamiento tradicional: Itaú-Corpbanca. Tuvieron que reducir el equipo bajo esa misma proporción.
En cuanto a aporte público, como fundación la programación de CorpArtes está sujeta a la Ley de donaciones culturales y Sanfic, puntualmente, recibe un fondo para la industria audiovisual. La edición del festival el 2020 fue un éxito; muchas de las películas tenían visionado limitado y las funciones se agotaron.
Más de 50 mil usuarios se conectaron, muchos de ellos desde regiones. A pesar de la amplia oferta de plataformas de streaming, la programación de un festival como Sanfic es diferenciadora, afirma Florenzano: “Este año tenemos muchas producciones nacionales y algunas de ellas abordan temas como el estallido social. Eso no está en Netflix”.
Del 15 al 22 de agosto en www.sanfic.com
• Nebenan (Alemania- EE.UU) Se trata de la primera película como director del actor Daniel Brühl, que fue estrenada este año en el Festival de Cine de Berlín y se presentará en la sección Función Especial de SANFIC17. Brühl además es el invitado estelar de esta edición y conversará con el público en formato online.
• Las Niñas (España) Largometraje ganador como mejor película y mejor directora (Pilar Palomero) en los pasados premios Goya. Celia, una niña de 11 años, estudia en un colegio de monjas y una amiga la empuja hacia una nueva etapa en su vida: la adolescencia.
• El Universo de Clarita (Argentina) Largometraje de Tomás Lipgot que cuenta la historia de Clarita, una niña de 13 años que tiene una pasión fuera de lo común: la astronomía.
• Karnawal (Chile, Arg, Bra, Méx,Bolivia, Noruega) Primer largometraje de Juan Pablo Félix estrenado mundialmente en el Festival de Toronto, donde los actores Alfredo Castro y Martín López interpretan a un padre exconvicto y un hijo bailarín.
• La nave del olvido (Chile) Ópera prima de Nicol Ruiz Benavides. La actriz Rosa Ramírez interpreta a una reprimida mujer de 70 años que luego de la muerte de su esposo conoce a una cantante con quien descubre el amor.
La directora ejecutiva de Fundación CorpArtes además destaca cinco hitos de su programación en tiempos de Pandemia y Confinamiento 2020/2021
1-Sanfic y su primera versión en formato digital en agosto de 2020.
2-Documental Coronación: estrenamos digitalmente el documental dirigido por el artista Ai Wei Wei sobre el origen de la pandemia en China con imágenes grabadas por ciudadanos del país asiático.
3-London Symphony Orchestra PLAY: Un espectáculo que permitió al público sumergirse -desde sus casas- en una experiencia musical única junto a London Symphony Orchestra.
4-Exposición Do it: Obra visualizada por Hans Ulrich Obrist en 1995, do it (home) ensambla una serie de instrucciones por artistas que se pueden realizar fácilmente en el hogar, reeditada en tiempos de encierro.
5-Mil días de confinamiento: Es un proyecto que surgió luego de más de un año de confinamiento y tras varios meses lejos de los escenarios a causa de la pandemia. Escritos y protagonizados por reconocidas artistas chilenas y extranjeras.