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Brecha en carreras STEM: una tubería con goteras

Por Fernanda Ramírez, académica de College UC y del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas de la UC

Por: Fernanda Ramírez, Aaadémica de College UC y del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas de la UC | Publicado: Viernes 20 de octubre de 2023 a las 10:00 hrs.
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Fernanda Ramírez, Aaadémica de College UC y del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas de la UC

Según la última medición del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Conocimiento e Innovación, somos el cuarto país con menos mujeres tituladas en carreras STEM y, además, hay una importante brecha salarial en el sector. El tránsito de las mujeres para trabajar en el área es una tubería que tiene goteras, que comienza con el interés de las mujeres por las matemáticas en el colegio y la elección vocacional en la educación superior, hasta que se insertan en la vida laboral.

La primera gotera está en el colegio, con los sesgos sociales que desincentivan a las niñas a confiar en sus talentos en matemáticas, los cuales son difíciles de romper. Un ejemplo de estas creencias es que hay disciplinas que son para ciertos géneros, algo que vemos reflejado en películas, la TV, publicidad y diferentes medios de difusión que fomentan esta cultura del sesgo.

A lo anterior se suman las actitudes que tienen los adultos, tanto familiares como profesores, quienes tienen una gran influencia en las capacidades y dirección que determinan el futuro laboral de las niñas. Ellas responden a las expectativas que tiene su entorno. Por ejemplo, si los padres exigen el mismo nivel a hijos e hijas en su desempeño en matemáticas y sus profesores tienen menos sesgos de género, a esas niñas les va mejor en estas disciplinas.

La tercera gotera está en las barreras que enfrentan al estudiar y ejercer profesiones en el área STEM, ocasionada por los sesgos implícitos. Hoy estamos viviendo un cambio cultural y son pocos los que dicen que las mujeres son malas para las matemáticas o que tienen que “quedarse en la casa”. Esos son los sesgos explícitos. Pero también están los implícitos, creencias profundas que tenemos sin darnos cuenta, pero que gobiernan nuestras decisiones. Estos sesgos no son racionales, pero se activan al tomar decisiones pequeñas como a qué estudiante o profesional tomar en cuenta en una reunión.

Para avanzar en una solución, primero hay que abordar el entorno en la infancia: casa, medios de comunicación, donde las niñas vean que pueden ser ingenieras al igual que un hombre. Normalizar que las carreras STEM son para todos. Luego, en el colegio deben existir las mismas expectativas para todos los géneros. Muestra de cómo esto puede tener resultados es que en los colegios que son solo de mujeres, las niñas aprenden más de estas materias, quizás porque no tienen compañeros hombres y, por lo tanto, se da por hecho que la mejor en matemáticas y física debe ser mujer.

En la universidad, aunque se ha avanzado, falta mucho. Este es el primer año en que el ministerio está promoviendo que haya cupos específicos para mujeres en carreras STEM, lo que es una importante primera medida en ese sentido. Es una buena señal de que el debate en torno a mujeres en STEM se está traduciendo en políticas públicas concretas.

Otro gran tema a abordar es que las mujeres que optaron por este tipo de carreras y entraron al mercado laboral, perseveren. Actualmente hay una importante deserción, lo que no ocurre a nivel universitario en otras áreas, donde las mujeres desertan menos que los hombres.  Para abordar esta problemática, es fundamental impulsar su ingreso a las diferentes industrias y, desde las políticas públicas, fomentar una cultura de no discriminación en el trabajo.

Hoy la trayectoria de las mujeres para llegar a ejercer una carrera STEM es una tubería con muchas goteras. Es deber de todos tapar las filtraciones de esta tubería en todos los niveles, para que alcancemos un mercado laboral equitativo. El beneficio será grande, para todos los sectores.

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