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Alto contrasteInversión Extranjera Directa: un pilar para el crecimiento
Hace sólo unos días, recibimos con sorpresa la noticia de que...
Hace sólo unos días, recibimos con sorpresa la noticia de que el país creció un 6,2% durante junio. En medio de una crisis internacional, y cuando todos los pronósticos apuntan a que la economía nacional debería tender paulatinamente a desacelerarse, el Imacec de ese mes nos recordó que –aun cuando muchos quieren ver otras señales- nuestro país tiene bases sólidas sobre las que sostener su camino al desarrollo. Una de ellas es la inversión extranjera.
La importancia de la Inversión Extranjera Directa (IED) para el crecimiento de Chile queda en evidencia en el Informe Mundial de Inversiones, publicado hace sólo unas semanas por la ONU, donde se destaca que nuestro stock de inversión extranjera (que corresponde al total acumulado de inversión en un país) es de
US$ 158.102 millones, el segundo más alto de la región tras una economía de proporciones muy distintas, como es Brasil. Asimismo, el flujo de IED recibido en 2011 totalizó
US$ 17.299 millones, monto cercano al 7,6% del producto interno bruto (PIB) de ese año, muy superior al 2,8% en promedio para los países de Latinoamérica y el Caribe. Con este resultado, Chile se ubicó en el sexto lugar en el ranking mundial de atracción de inversiones. En 2011 la IED en Chile aumentó en un 12,5% respecto a 2010 superando el crecimiento promedio de las economías emergentes, que subió en un 10,9%.
Con el fin de mantener el dinamismo de nuestra economía a futuro la IED debe seguir siendo una fuente relevante de inversión y crecimiento económico. Así lo ha comprendido el gobierno con su compromiso a seguir manteniendo y profundizando a futuro las condiciones favorables que ofrece Chile como plaza para la inversión extranjera directa.
¿Cómo aporta la IED al crecimiento, y más aún, cómo incide en la calidad de vida de los chilenos? La inversión extranjera trae consigo externalidades positivas que nos benefician en distinto nivel y que no se limitan al mero ingreso de capital: transferencia de tecnología y buenas prácticas, creación de nuevos puestos de trabajo, capacitación, introducción de competencia a los mercados y fomento de la industria auxiliar, lo que potencia la innovación y el emprendimiento.
En un estudio reciente de la Universidad Autónoma de Barcelona, que midió el impacto de la IED en los países de Latinoamérica entre 1980 y 2009, afirma que un incremento de un 1% en la inversión extranjera como proporción del PIB, puede aumentar la tasa de crecimiento económico anual entre un 0,3% y 0,5%.
¿Cómo podemos mantener ese rango de ingreso de IED? Trabajando duro y reinventándonos. Hace dos años, el Comité de Inversiones Extranjeras inició por primera vez una estrategia con foco en Asia, centrada en China. Gracias a ese trabajo, contamos con inversiones proyectadas para este año de alrededor de US$ 1.300 millones provenientes de dicho país, monto que podría aumentar con las grandes obras de infraestructura que serán licitadas internacionalmente. Este esfuerzo se sumó a la nueva política de atracción de inversiones del gobierno, que este año designó al Comité de Inversiones Extranjeras como agencia única a cargo de la inversión extranjera en el país, paso que permite que podamos contar con los recursos y coordinación adecuada para enfrentar la tarea por delante. Asimismo, una serie de acuerdos con los principales organismos gremiales del país nos han permitido mantener una cartera de más de 600 proyectos de inversión en los distintos sectores de la economía, que hemos puesto a disposición de los interesados.
No podemos dejar pasar la oportunidad de seguir creciendo y avanzando camino a ser un país desarrollado, aún a pesar de la coyuntura internacional.
El rol que juega la IED en este desafío es clave, y es tarea del mundo público y privado seguir progresando. No basta con que nos felicitemos por los logros obtenidos, porque crecer hoy requiere que nos esforcemos todos los días.
