Visas de trabajo en EEUU
Por séptimo año consecutivo, y no obstante que periódicamente se hace ver que el mecanismo está siendo subutilizado, los chilenos...
Por séptimo año consecutivo, y no obstante que periódicamente se hace ver que el mecanismo está siendo subutilizado, los chilenos hicieron en 2010 un uso mínimo de las 1.400 visas de trabajo exclusivas para profesionales chilenos en Estados Unidos que están disponibles desde el año 2004, una vez que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) con esa nación. De acuerdo con los datos oficiales aportados por el consulado norteamericano, el año pasado solamente se verificaron 226 otorgamientos, dato bastante en línea con lo que se calcula es el promedio anual desde 2004.
El sitio en Internet de la Embajada de Estados Unidos destina un espacio relevante de información -disponible en español- donde no sólo se mencionan los alcances y beneficios de esta oportunidad convenida al alero del TLC, sino que textualmente y con un visible color rojo y signo de exclamación se consigna que se le da “la bienvenida a los solicitantes que postulen a esta visa especial”.
Si bien a la hora de barajar explicaciones para esta situación el presidente de la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio (Amcham) menciona el difícil momento por el que atraviesa la economía de Estados Unidos, en donde las cifras de desempleo se acercan a los dos dígitos y el extendido problema de la falta de manejo del idioma inglés en Chile, lo cierto es que hay una responsabilidad compartida, como lo señala el propio presidente de Amcham. Por un lado, los profesionales y trabajadores chilenos tendrían que valorar más adecuadamente el sustantivo capital humano que puede representar en su desarrollo de carrera el contar con una experiencia laboral de este tipo y, por el otro, las empresas norteamericanas debieran tener más interés en estas visas y verlas como una herramienta que fortalece el intercambio comercial. Lo anterior es relevante dado que para que el interesado pueda elevar una solicitud debe contar previamente con una oferta de trabajo clara por parte de una empresa de Estados Unidos.
En una economía globalizada y en donde toda la evidencia ratifica que oportunidades como las de estudiar y/o trabajar más allá de las fronteras terminan siendo no sólo excepcionalmente positivas para el individuo, sino que también para su entorno y, a la larga, para la economía en su conjunto que puede capitalizar ese knowhow, resulta inquietante que este instrumento no esté siendo usado a todo su potencial, sino que muy por debajo de aquello. Es de esperar que todos los involucrados asuman el reto y se tracen un objetivo ambicioso encaminado a usar íntegramente este mecanismo.