Varias culturas, un mismo techo
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“Me llama la atención que discursos presentes en la agenda pública aparezcan como minoritarios, como la plurinacionalidad al igual que lo de escaños reservados”. El comentario del gobernador del BioBío es a propósito de la encuesta del Centro de Estudios Públicos conocida esta semana, realizada entre habitantes de las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.
En efecto, el sondeo da cuenta de percepciones radicalmente distintas a las que dijeron representar muchos miembros de la Convención Constitucional, empezando por los de pueblos originarios, quienes hicieron de la identidad étnica una suerte de línea demarcatoria entre chilenos de diferentes orígenes. Una línea que demandaba, en su perspectiva, una representación política especial y diferenciada en la nueva Constitución, al igual que un tratamiento jurídico aparte; cosas muy distintas al reconocimiento de la diversidad cultural sobre la cual una mayoría de los chilenos -incluyendo a los de raíz indígena- parece estar de acuerdo.
El sondeo del CEP en el sur da cuenta de percepciones muy distintas a las que decían representar muchos miembros de la Convención Constitucional.
En cambio, consultados en la privacidad de sus hogares durante el primer semestre de este año -en pleno período de trabajo de la Convención-, los habitantes mapuches de esas cuatro regiones se definieron mayoritariamente como una amalgama de mapuches y chilenos (67%), y muy minoritariamente partidarios de medidas como la autonomía territorial (4%) o la representación política especial (3%). Asimismo, prácticamente la mitad de ellos (48%) dijo estar a favor de un solo Estado nación, con un 30% a favor de un Estado multicultural, y sólo 12% de uno plurinacional.
Se trata de resultados esperanzadores en el sentido de que ratifican una realidad de buena y pacífica convivencia entre chilenos de distintas etnias, y a la vez confirman que, en esta materia, la Convención habló por un grupo minoritario no representativo del sentir general, y que trabajaba por una agenda indigenista radical sin real sustento sociológico ni político. Que también una mayoría de encuestados (59%) rechace la violencia como vía legítima para reclamar tierras es prueba de que el terrorismo en el sur igualmente carece de dicho sustento, lo que hace más incomprensible aun la incapacidad del Estado para ponerle freno.