Se acentúa la crisis argentina
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Argentina vive una nueva crisis política y económica que, en los análisis más pesimistas -que no son pocos-, podría incluso poner en riesgo la continuidad en el poder del Presidente Alberto Fernández.
En el flanco político, el golpe más reciente al mandatario fue la renuncia de su ministro de Economía el sábado pasado. Este dimitió a través de una extensa carta en la que no escondió que la causa ostensible de su decisión fue la pugna al interior de la coalición justicialista gobernante, dividida no tanto entre quienes apoyan o no al Presidente, sino entre quienes respaldan una eventual candidatura de su vicepresidenta Cristina Fernández en las elecciones de 2023 por la Casa Rosada, y quienes desean evitarla.
La renuncia del ministro de Economía fue otro reflejo de la intensa pugna política entre el Presidente y la vicepresidenta, Cristina Fernández.
La tensión -en rigor, la enemistad política- entre el mandatario y la vicepresidenta ha sido una constante de la actual administración, y ha ido en aumento, en primer lugar, a medida que ministros cercanos a la segunda han desplazado progresivamente a los nombrados por el primero, al punto de que la mayoría de los análisis coinciden en hablar de un Presidente “acorralado”. En segundo lugar, porque la situación económica del país lleva años en una espiral descendente.
La inflación se proyecta en un 60% para este año, pero bien podría ser mucho mayor; la tasa de pobreza se empina sobre el 37%; el dólar informal está en su máximo nivel desde 2002, cuando terminó la convertibilidad del peso argentino; y el país prácticamente no tiene acceso al mercado de capitales debido a un riesgo por sobre los 2.500 puntos y una deuda fiscal que no para de crecer, a la que el más reciente acuerdo con el FMI buscaba poner freno poniendo condiciones para contener el gasto público.
La nueva ministra de Economía nombrada anteayer, Silvina Batakis, es cercana al ala izquierda del peronismo que apoya a la vicepresidenta, y no se espera que entregue las señales de ordenamiento fiscal que esperan los mercados. Tampoco se espera que lo haga el Presidente, políticamente muy disminuido, lo que hace prever que la crisis económica empeore en los próximos meses.