Reforma previsional I

l miércoles en la noche el presidente Piñera presentó una serie de cambios al actual proyecto de reforma del sistema previsional que se viene largamente discutiendo. Aún los actores políticos, los analistas y la industria de las administradoras de pensiones están en proceso de análisis de los alcances. Encontrarán en esta edición varias páginas dedicadas a estas discusiones. Dada la amplitud del proyecto y de los varios anuncios presidenciales, optaremos editorialmente por dividirlos, pero en esta primera mirada el punto es precisamente la amplitud (y la falta de consensos políticos) que ha dificultado el avance.

Una reforma que va desde el pilar solidario hasta detalles de las comisiones variables es sumamente complicada de tramitar y por lo tanto, de sacar a tiempo para subsanar el retraso. EL tema es complejo porque las pensiones insuficientes son un problema no para los jubilados sino que para gran parte de las familias chilenas que deben, de una manera o de otra, destinar recursos a apoyar a las personas de mayor edad de su entorno.

Aunque los titulares se los ha llevado el porcentaje de cotización, más bien a dónde se destina y quién lo administra, lo cierto es que este proyecto, a medida del avance legislativo, ha ido sumando y redefiniendo nuevas instituciones (que deben definirse en su estructura, funcionamiento e incluso financiamiento), regulaciones detalladas comerciales (como las condiciones de entrada de nuevos actores), cambios al actual sistema de comisiones, etc.

Todo lo anterior, si bien puede tener mérito en si mismo, es difícil de discutir en profundidad cuando hay un debate político tan intenso como el de la definición de las cotizaciones. No se trata de pensar en dividir arbitrariamente proyectos dado que a estas alturas parte importante del partido está jugado, sino que de evitar que en esta nueva fase de negociaciones, se ceda a punta de incluir de lado y lado nuevos ámbitos a una reforma que es ya de por sí tan compleja que ha estado meses trabada.