Editorial

Reforma de pensiones: una riesgosa radicalidad

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El Gobierno ha dado a conocer los lineamientos principales de su emblemática reforma previsional, y lo cierto es que lo presentado hasta ahora genera bastante preocupación. A pesar de que tenemos malas experiencias con políticas públicas que significan cambios muy radicales, la propuesta previsional altera en forma total y completa toda la estructura de nuestro sistema, pues nada sigue en la forma en que funciona actualmente.

Aunque se mantiene una cotización de 10% para capitalización individual, se cambian no sólo los criterios de inversión, sino también la organización industrial completa de este sistema. Se amplía muy significativamente el rol del Estado en materias en las que no parece tener ventajas competitivas respecto de los privados, y se crea un componente de reparto intra e intergeneracional, a pesar de que éste último se ha aumentado fuertemente con el establecimiento de la Pensión Garantizada Universal, que ha significado multiplicar por tres veces el gasto real del Pilar Solidario.

La propuesta de seguridad social se centra en el derecho a recibir pensión, pero deja de lado el deber de cotizar.

Por otra parte, no se abordan las que son las causas principales de las bajas pensiones: la informalidad laboral y la edad de jubilación, especialmente para las mujeres. Parece incomprensible que se igualen las tablas de mortalidad por género sin que se haga nada con la brecha en la edad de retiro.

En definitiva, se trata de una reforma extremadamente compleja. Dado que el Gobierno no cuenta con mayoría en el Congreso, lo anterior entraña riesgos.

Como ya ha ocurrido en administraciones previas, aprobar sólo los mayores recursos al Pilar Solidario, a través del aumento de la PGU, de elevado costo fiscal, en la práctica significa migrar hacia un sistema basado principalmente en un reparto con impuestos generales, que no tiene incentivos a cotizar, combinado con un sistema de capitalización totalmente insuficiente para lograr el muy necesario aumento en la tasa de ahorro nacional.

Se trata, finalmente, de un sistema de seguridad social que se centra en el derecho a recibir pensión, pero que deja de lado el deber de cotizar.

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