Récord del IVA en 2021: lecciones para 2022
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La recaudación fiscal por concepto de Impuesto al Valor Agregado (IVA) llegó al 50,2% del total el año pasado, marcando un récord para la última década. Si bien una alta recaudación por esa vía suele asociarse al crecimiento de la economía -y efectivamente en 2021 el PIB se elevó un inédito 11,7%-, no hay que olvidar que ello ocurrió principalmente debido a medidas de estímulo fiscal para enfrentar los efectos de la pandemia.
Fue esa cuantiosa inyección de recursos públicos, sumada a los retiros previsionales adelantados que legisló el Congreso, la que explicó un alza también histórica de 18,2% en el consumo. Este año, en cambio, ya sin estas medidas excepcionales, se prevé que la economía crezca un anémico 1,5%, según estimaciones de Hacienda, lo que inevitablemente impactará negativamente la recaudación fiscal.
Para potenciar el IVA aun más, es preciso impulsar el crecimiento económico en ausencia de estímulos fiscales y ampliar la base de recaudación.
Originalmente creado en Francia a mediados del siglo pasado, el IVA es un impuesto de muy eficiente gestión, de ahí que haya sido adoptado por la gran mayoría de los países, si bien despierta ciertas críticas de regresividad. Pero para que sea el aporte que se espera a las arcas fiscales el camino es impulsar el crecimiento económico, además de ampliar la base de recaudación, como se hizo en Chile al incorporar a los servicios digitales, por ejemplo.
Desde luego, dicho crecimiento no puede depender de estímulos fiscales extraordinarios como los realizados el año pasado, sino de un mayor consumo basado en atraer inversiones, crear empleo y generar condiciones para que las empresas prosperen. Ello debe ser, a la vez, una invitación a la cautela para quienes proponen subir los impuestos a las empresas como una suerte de “panacea” recaudatoria, pues con eso se arriesga generar justamente el efecto contrario, por la vía de desincentivar la inversión, golpear el empleo y alentar la fuga de capitales.
Es necesario tener esto en cuenta ad portas de una reforma tributaria que aspira a recaudar 4,2 puntos del PIB en cuatro años poniendo el foco en temas como el impuesto personal, el royalty a la minería, las cargas medioambientales y las exenciones impositivas, entre otros.