Nuevos embalses
El Ministerio de Obras Públicas ha anunciado la construcción de seis nuevos embalses a lo largo de Chile, infraestructura que...
El Ministerio de Obras Públicas ha anunciado la construcción de seis nuevos embalses a lo largo de Chile, infraestructura que, junto a otras medidas diseñadas para afrontar el actual escenario de estrechez hídrica, demandará una inversión que inicialmente se estima en US$ 900 millones y que aumentará en un 20% la capacidad en esta crítica materia, al añadir 817 millones de metros cúbicos al stock disponible.
La idea de las autoridades es iniciar el plan de construcción de todas las obras, algunas de ellas en evaluación desde hace algunos años, antes de 2014, abarcando un conjunto amplio de regiones que incluyen a las de Arica y Parinacota, Valparaíso (dos proyectos), Biobío (dos) y La Araucanía, siendo en todo caso el embalse más relevante el de Punilla, en el sector de San Fabián en la provincia de Ñuble, que por sí solo abarca 600 millones de metros cúbicos.
Hacia fines de la pasada década el país contabilizaba a lo largo de su territorio la construcción de poco más de 20 embalses, observándose a partir de 1990 un aumento en el número de proyectos, cuestión destacable, pero que en perspectiva ha sido insuficiente. Las causas de este déficit son de variada índole, donde entran a tallar desde cuestiones burocráticas hasta complejas negociaciones de las autoridades con los regantes directamente favorecidos por las obras, los cuales en ocasiones han asumido posiciones que implícitamente suponen que el Estado tiene la obligación de proveerles certeza hídrica, sin concurrir al cofinanciamiento de las mismas.
Como sea, y entendiendo que hay argumentos a favor y en contra, lo cierto es que el desafío que podría derivarse de los cambios climáticos que vive el planeta, así como el más complejo escenario de sensibilidades ambientales, hacen urgente progresar en este plano con decisión, transparencia y consenso. El momento actual probablemente hace más permeable al sector privado a aceptar los términos que para algunos modelos de desarrollo de embalses contempla la normativa en orden a que los regantes concurran a través de una escritura pública a comprometerse con un aporte económico al desarrollo de las obras.
Hoy el país acusa problemas se seguridad eléctrica y de riego, en circunstancias que permanentemente escurren a los mares cuantiosos recursos hídricos que, adecuada y oportunamente administrados, permitirían atenuar gran parte de los riesgos mencionados, los cuales, de concretarse, podrían tener alcances relevantes en materia económica y social.