La visión de consenso que ha comenzado a ganar terreno entre los expertos es que la economía nacional se encamina a crecer por debajo del 4% en el curso del presente año. De acuerdo con las más recientes estimaciones de los economistas consultados por el Banco Central, este 2014 el país podría crecer entre 3,3% y 4,3%, siendo el pronóstico promedio de 3,8%.
Distante de las estimaciones oficiales, la sensación térmica de los economistas responde tanto a información reciente como a antecedentes de largo aliento que ponen en cuestión una expectativa más optimista. La evolución que han tenido en los últimos meses las cifras de actividad, las que en todo caso ya estarían tocando fondo, y la evidente desaceleración que han mostrado los indicadores agregados de inversión están a la base del recorte de los pronósticos.
Si bien el escenario externo más favorable, la política monetaria expansiva que ha seguido el Banco Central y la muy probable evolución de menos a más que tendrían las cifras desdramatizan el diagnóstico menos optimista de los economistas, el mapa de riesgos internos y externos invita a no bajar la guardia. Ya sea porque los inversionistas internacionales han tendido a poner en un mismo saco a distintas realidades de mercados emergentes o porque aún hay cierta incertidumbre sobre los alcances que tendrá la anunciada reforma tributaria, el panorama futuro podría no estar exento de volatilidad.
Dado lo anterior será especialmente relevante en las semanas que vienen no sólo despejar prontamente las dudas que podrían demorar decisiones de inversión, sino que entregar señales que infundan confianza entre los agentes económicos.