Editorial

Medidas oportunas y contundentes

La decisión de Standard & Poor’s de rebajar la categoría de riesgo de Estados Unidos desde AAA a AA+ y asignar una probabilidad de 33% a un nuevo recorte...

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La decisión de Standard & Poor’s de rebajar la categoría de riesgo de Estados Unidos desde AAA a AA+ y asignar una probabilidad de 33% a un nuevo recorte produjo, como se preveía, profundos trastornos en los mercados, turbulencias que sólo darán paso a tiempos de menor agitación y equilibrio si a la larga son la antesala de un decidido esfuerzo de los líderes de las principales naciones del orbe por poner orden y gestionar con responsabilidad sus propias economías y la forma en que participan en el indiscutible orden global al que están adscritas.

Se trata de un reto político de la mayor importancia que abarca no sólo a las cuestionadas autoridades norteamericanas -que a juicio de S&P no estuvieron a la altura en el manejo del tema del déficit y el techo de la deuda-, sino que también, y por qué no decirlo, sobre todo a los líderes europeos y de China. Si bien los datos hablan de un año de crecimiento en el mundo y en muchas de las economías que hoy viven turbulencias, la experiencia reciente ha dado una dolorosa lección al mundo del efecto casi instantáneo que sobre el ciclo económico tiene la desconfianza y el colapso de los sistemas financieros. Lección dolorosa, porque, como se recordará, fueron decenas de millones las personas que cayeron en la pobreza en un corto período.

Los mercados hoy se están moviendo con una fuerte carga emocional e incluso pánico. De ahí que la oportunidad y contundencia con que se adopten y comuniquen medidas resultan esenciales para evitar que el círculo vicioso de la desconfianza y la incertidumbre financiera dé paso a decisiones que golpeen la economía real, los planes de inversión y de contratación de las empresas.

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