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Alto contrasteA mediados de 2002, los mercados latinoamericanos sufrieron una sacudida cuando un líder sindical de izquierda se lanzó a competir por la presidencia de Brasil, la mayor economía de la región.
A poco andar, sin embargo, Luiz Inácio Lula da Silva, no sólo había logrado calmar los temores de los empresarios sobre un programa de reformas radicales, sino que los inversionistas estaban encantados con su visión de que una política de redistribución de los ingresos más equilibrada iba a impulsar un auge del consumo en un país de 200 millones de habitantes.
Hoy, la activista del medioambiente y candidata a la presidencia del Partido Socialista de Brasil (PSB), Marina Silva, afronta un desafío similar y las primeras señales sugieren que está siguiendo los pasos de su ex jefe. En su primer discurso de campaña, Marina Silva dijo que es partidaria de la política de metas inflacionarias, reducir el déficit fiscal y de la autonomía del banco central, algo que hoy en Brasil es dudoso.
Lula impulsó un auge económico a través de políticas que estimularon la demanda. Silva deberá ahora sacar a la economía del estancamiento con políticas que aumenten la competencia y mejoren la productividad.
