Editorial

Longevidad en el mercado laboral

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Al igual como ya es tendencia en los países de mayor desarrollo, la última Encuesta Nacional de Empleo evidenció el mayor peso y consolidación de los segmentos etarios de más edad en la fuerza laboral del país. En el último lustro, la población que supera los 55 años creció casi 17%, mientras que los jóvenes de entre 15 a 24 años disminuyeron 6%; sin embargo, la tasa de empleo de los primeros se redujo desde cerca de 45% a 40% en el mismo período.

El envejecimiento de la población es un fenómeno global y las tasas de natalidad muestran caídas sostenidas, particularmente en países donde hay mejores índices de desarrollo humano, lo cual supone enfrentar nuevos desafíos que se cocinan “a fuego lento”, con dificultades que no se presentan de manera intempestiva, sino más bien en el largo plazo y en forma acumulativa.

Rigidizar el mercado del trabajo es un contrasentido ante la evidencia de que las personas son activas hasta edades más avanzadas.

Ante esta evidencia y en plena discusión sobre la reforma previsional, toman mayor fuerza las recomendaciones de diversos expertos en torno a postergar la edad de jubilación y aumentar la densidad de las cotizaciones. Pero, aunque en los hechos el retraso en la edad de jubilación ya se está dando en Chile, con un promedio de 67 años para los hombres y de 63 años para las mujeres, de acuerdo con estadísticas de la OCDE, es natural que exista desconfianza ciudadana sobre cómo llevar adelante una modificación legal de esta naturaleza, si no se resuelve dónde podrían trabajar estas personas de mayor edad.

Puesto así, rigidizar el mercado laboral, imponer medidas como la negociación colectiva intersectorial o cerrar espacios a modalidades más modernas en las relaciones laborales es, claramente, un contrasentido a la evidencia biológica que vemos en países como el nuestro: las personas viven más años, son activas hasta avanzada edad y necesitan un mercado laboral que les ofrezca oportunidades de desarrollo.

Este dilema requiere colaboración de trabajadores, empleadores y del Estado, aportando buenas políticas públicas que incentiven un mercado laboral más flexible. Sala cuna universal, flexibilización de las indemnizaciones por años de servicio o más opciones de vínculo laboral forman parte de aquellos temas actuales que, lamentablemente, a veces se vuelven tabú por razones más bien doctrinarias. Lo que la doctrina no ha resuelto, bien podría hacerlo el diálogo franco y la búsqueda de soluciones concretas e inmediatas a estos dilemas, igualmente, tangibles y urgentes.

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