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Editorial

Las herencias de la economía chilena

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 7 de marzo de 2014 a las 05:00 hrs.

Una notoria desaceleración mostró el ritmo de crecimiento del país durante enero, comparado con igual mes de 2013. Según el Banco Central, el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) sólo avanzó 1,4% en el referido lapso, el más bajo registro desde marzo 2010, una fecha emblemática por el terremoto y tsunami que afectó a fines de febrero de ese año a la zona centro-sur del país.



Las reacciones ante este pobre resultado -inferior a los cálculos del mercado, por lo demás- se sucedieron con rapidez tanto desde los círculos de la actual como de la entrante administración. Pero el tono no fue el mejor. Las visiones, lamentablemente, parecieron rendirse a fines más bien políticos.

Mientras el futuro ministro de Hacienda, Alberto Arenas, criticó la “herencia de desaceleración”, su homólogo vigente, como es Felipe Larraín, primero se limitó a una explicación técnica para luego declarar a la prensa que este gobierno recibió una economía en recesión.

Sin duda, cada cual algo de razón tiene, pero eso también es así porque la actividad productiva de un país como Chile -pequeño y abierto al mundo- está sujeta a distintos ciclos y, en esa lógica, a los sucesos internacionales, que no han jugado a favor en los últimos años.

Más que distraerse en tratar de sacar ventajas políticas, el nuevo gobierno y su equipo económico debe aprovechar la oportunidad para apurar la ejecución de su anunciada agenda de productividad, innovación y crecimiento y la vinculada a energía. Ajustes en estos ámbitos reforzarán la sólida base -herencia valorada en todo el mundo- que ha explicado el progreso de Chile en las recientes décadas.

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