Editorial

IPOM, MÁS ALLÁ DE LA POLÉMICA

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La entrega del Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio había generado expectativas con respecto al ajuste de proyecciones que podía contener. Sin embargo, las nuevas cifras no presentaron variaciones en el límite superior del rango de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) estimado para 2024-2026 y solo introdujeron un cambio en el límite inferior para este año. Así, todo parece indicar que, en el actual ejercicio, la expansión se ubicará en torno a 3%, mientras que en los períodos siguientes no superaría el 2,5%, marginalmente por encima del crecimiento tendencial de la economía chilena.

Un país que aspira a aumentar su tasa de crecimiento requiere mayor inversión, lo que pasa por lograr un incremento en la tasa de ahorro.

Esta visión del Banco Central se fundamenta en el mayor dinamismo del consumo -en buena medida explicado por el aumento en la masa salarial-; en una evolución menos negativa que lo esperado en la inversión para este año y superior a lo inicialmente estimado para los períodos subsiguientes; y en un mejor desempeño de las exportaciones en 2024 y 2025.

Lo que sí continúa siendo motivo de preocupación es el bajo nivel observado y proyectado para el ahorro nacional bruto, que se mantiene por debajo del 20% del PIB. Un país que aspira a aumentar su tasa de crecimiento, necesariamente, requiere de mayores tasas de inversión y ello pasa por lograr un incremento en su tasa de ahorro. Este tema no puede estar ausente en la discusión de las reformas tributaria y previsional, por cuanto para que lo señalado sea posible es fundamental lograr una mayor profundidad en el mercado de capitales, tema que sigue sin resolverse en la discusión política.

Sin embargo, el elemento más polémico del último IPoM fue el aumento en la tasa de inflación proyectada para este y el próximo año, como consecuencia del alza en las tarifas eléctricas decretada por el Gobierno, con lo que se sinceró un ajuste que no podía seguir esperando. La presidenta del Banco Central ha explicado en forma categórica qué antecedentes se tuvieron en cuenta, nada de lo cual debería alterar el anclaje de la inflación esperada en 3%, aspecto fundamental para administrar exitosamente la política monetaria. Lo más lamentable en este episodio han sido las críticas del ministro de Energía al instituto emisor. No corresponde que el titular de una cartera sectorial formule críticas a un organismo independiente y autónomo como el Banco Central, que se relaciona con el Ejecutivo a través del ministro de Hacienda y en instancias formales. Faltar a las formas es el primer paso para debilitar las instituciones y lo que Chile requiere hoy es, precisamente, lo contrario.

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