Inflación en el mundo
Un escenario económico diferente al observado hace un año está configurándose no sólo en Chile sino que también en el resto del mundo....
Un escenario económico diferente al observado hace un año está configurándose no sólo en Chile sino que también en el resto del mundo. El incremento en el precio del petróleo en el mercado internacional -en el marco de las tensiones en Medio Oriente-, se ha convertido en un invitado non grato en las distintas economías del mundo, gatillando de paso una creciente inquietud por la trayectoria de la inflación.
Desde marzo de 2010 a la fecha, la cotización del crudo ha avanzando entre 30% y 40% en el exterior, lo que se ha traducido en valores más altos de sus derivados y, por esa vía, en mayores costos para usuarios, ya sea consumidores directos y/o empresas.
Niveles sobre US$ 100 el barril, por lo demás, han puesto una luz de alerta respecto a su efecto en la expansión de la economía global. Este punto no es menor si se considera que las naciones desarrolladas aún no logran recuperar la velocidad de crucero que traían antes de la crisis internacional y que, como contraparte, aquellas definidas como emergentes -que estaban tirando el carro- ya comienzan a pensar en acelerar el alza de las tasas de interés para contener cualquier riesgo de rebrote inflacionario.
En este último grupo se incluyen varias economías asiáticas, cuyos bancos centrales probablemente recurrirán a partir de esta semana a ajustes monetarios para evitar o contener el shock petrolero.
Estimaciones privadas apuntan a que Tailandia, Corea e, incluso, Malasia -sin cambios desde julio- podrían retomar alzas de tasas de unos 25 puntos porcentuales.
Esta acción sería impulsada tanto por el petróleo como por la presión ejercida por el mayor precio de los alimentos, un fenómeno que también preocupa a las autoridades alrededor del mundo.
Chile, obviamente, no está ajeno al cuadro internacional y es probable que tanto en el Banco Central como en el gobierno hoy el análisis esté centrado en estos mismos puntos, sobre todo porque los caminos de acción -como en otras situaciones- no resultan del todo evidentes ni simples.
A fines del año pasado, era un hecho que las expectativas de más crecimiento para 2011 irían acompañadas de más inflación. Pero había un cierto espacio para alza de precios, considerando que el IPC acumuló un alza de 3% en 2010 y que la baja del dólar -otro frente de preocupación- ayudaría a la contención.
Hoy, en cambio, hay presiones adicionales y, en ese marco, la receta de los analistas locales contempla nuevas alzas en la tasa de interés y, adicionalmente, un ajuste por el lado fiscal.