Editorial

Horizonte económico con dificultades

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El magro incremento de 1,1% en el Imacec de mayo es un llamado de atención ante ciertos aires de optimismo sobre el reciente desempeño económico, no solo porque el resultado estuvo muy por debajo de las proyecciones menos auspiciosas, sino porque además el indicador desestacionalizado cayó 0,4%, respecto del mes previo. El retroceso en esta medición se viene produciendo desde febrero pasado, lo que ha interrumpido la recuperación que se registraba desde mediados de 2023.

En el resultado global de mayo influyó el buen desempeño de la minería, que elevó su producción en 7,6%. Sin embargo, parte del impulso en la gran minería del cobre provino de Quebrada Blanca, cuyo efecto, aunque significativo, es transitorio. Sin este yacimiento, la producción de cobre habría caído en 1,4% en los primeros cuatro meses de este año, período en el que la producción de Codelco ha disminuido 8,9%.

Los últimos datos moderan el reciente optimismo y refuerzan la urgencia de impulsar una agenda económica en favor de la inversión y el crecimiento.

El resultado del Imacec sin minería es paupérrimo, con apenas un 0,2% de expansión y una caída desestacionalizada de 0,5%, en donde el sector comercio es el que anota la mayor baja. En esta evolución sectorial pueden estar contenidos los resultados menos dinámicos del mercado del trabajo, con un total de ocupados que aumentó 3,3%, en 12 meses, cifra inferior a los registros previos, y en donde el empleo informal representa el porcentaje mayoritario.

El aumento de la informalidad no solo es preocupante por la carencia de seguridad social para quienes trabajan en tales condiciones -al igual que para sus familias-, sino porque revertir el aumento sostenido de este fenómeno podría volverse sustancialmente difícil, abriendo el riesgo de generar en forma paulatina mercados laborales segmentados, como ha ocurrido en Perú, donde el 75% de los ocupados permanece en la informalidad.

Los datos recientes no hacen, sino, moderar el optimismo que se observaba hasta hace unos meses, lo que refuerza la urgencia de impulsar una agenda económica que vuelva a atraer grandes proyectos de inversión, genere más empleo formal e incentive el crecimiento.

Se requieren cambios estructurales de fondo para retomar un PIB tendencial por sobre el 2%, claramente insuficiente para resolver los desafíos sociales y económicos del país. Y aunque la propuesta de un pacto fiscal trajo un nuevo aire -tras el fracaso de la apuesta del Ejecutivo por llevar adelante una reforma tributaria- aún no se han despejado las incertidumbres, lo que se refleja en decisiones de inversión paralizadas o en elecciones de otros destinos para materializarlas.

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