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Editorial

Guerra en Ucrania: ¿es Rusia una gran potencia?

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 7 de marzo de 2022 a las 04:00 hrs.

Aunque no es posible saber cómo anticipaba exactamente el Kremlin que se desplegaría su ofensiva militar contra Ucrania, es razonable suponer que concebía una operación del tipo “guerra relámpago”, en que la numerosas (y experimentadas) fuerzas armadas de la otrora superpotencia mundial avasallarían en corto tiempo a las de una nación mucho más débil y expuesta. Sobre todo cuando éstas no podían esperar, como se ha demostrado, apoyo militar extranjero para su defensa.

Si ese era el plan, la resistencia ucraniana lo ha frustrado, forzando a las tropas rusas a intensificar y ampliar sus ataques, incluyendo ya sin vacilaciones zonas residenciales y objetivos civiles, e impidiendo con sus bombardeos la evacuación humanitaria de áreas urbanas. De hecho, ante la solicitud sin precedentes de 39 países, la Corte Internacional de Justicia ha anunciado que iniciará una investigación sobre posibles crímenes de guerra rusos en el marco de su invasión, pero también del proceso anterior que culminó con la anexión forzosa de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia en 2013.

La investigación del tribunal de La Haya es sólo una en la larga lista de medidas y sanciones contra Rusia que han adoptado numerosas naciones y organizaciones en estas casi dos semanas de guerra. Al congelamiento de activos y diversas sanciones diplomáticas se suman el cese de operaciones de numerosas empresas en Rusia, todo lo cual ya está teniendo un fuerte impacto en su economía, dificultando financiar una guerra que se estima le cuesta miles de millones de dólares diarios a Moscú.

Lejos de catapultar nuevamente a Rusia al rango de las grandes potencias, la aún incierta campaña ucraniana y el casi unánime rechazo internacional -que incluye la persistente ambivalencia china- han puesto más en evidencia sus debilidades que sus fortalezas. En la propia Rusia el apoyo a la guerra sólo se consigue encarcelando a sus detractores, silenciando a la oposición y censurando la prensa libre.

En este contexto, cada día es menos claro qué “victoria” podría obtener Moscú de su condenable apuesta bélica.

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