Editorial

En La Araucanía, una visita sin agenda

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En su visita de la semana pasada a La Araucanía, la ministra del Interior volvió confirmar que el Gobierno carece tanto de un diagnóstico como de una estrategia para enfrentar la violencia y el crimen organizado en esa región. Si bien hizo cambios en su agenda para incorporar una reunión con víctimas de ataques incendiarios -un gesto sin duda bienvenido-, se reunió con el general de Ejército a cargo de aplicar el estado de excepción que rige en la zona y, además, ratificó la continuidad de esa medida, las tres prioridades que identificó no reflejan la gravedad (ni siquiera conciencia) del fenómeno terrorista que es el principal problema en esa parte del país.

Las prioridades que identificó la ministra de Interior no reflejan comprensión del fenómeno terrorista que vive esa parte del país.

Según la secretaria de Estado, es preciso hacer progresos en cuanto a los pasivos socioeconómicos de la región, satisfacer “las demandas legítimas” en materia de restitución de tierras y, por último, llegar a definiciones constitucionales sobre el reconocimiento de los pueblos indígenas.

Lo primero es indudable, pero ha sido reiterado por sucesivos gobiernos sin que hasta ahora exista un plan para concretar mejoras para los elevados índices de pobreza en la zona. Tampoco ahora se entregaron soluciones, sólo promesas de una “agenda contundente” en una fecha futura no especificada. Lo segundo no pasa de ser una lectura errada e ideológica del problema, pues los cientos de miles de hectáreas entregadas por la Conadi en las últimas dos décadas no han logrado ni sustantivos avances económicos ni hacer amainar la violencia. En cuanto al reconocimiento constitucional, si bien eventualmente bienvenido en su dimensión simbólica, el rechazo de la propuesta de la Convención Constitucional, de fuerte acento indigenista en muchos niveles, demostró no ser una prioridad de la población indígena, que también votó mayoritariamente “No”.

“Hay un tipo de criminalidad que no tiene problema en recurrir a las armas de fuego y asesinar a la primera”, afirmó la ministra sobre la situación en Tarapacá, prometiendo combatirla. Nada de ese tenor ha dicho respecto del terrorismo en La Araucanía, que no califica de tal. El mensaje para los violentistas es claro: no bien la ministra terminó su visita al sur, la CAM amenazó con nuevas tomas y ataques.

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