En el norte, otro fracaso del Estado
ue la crisis migratoria y de seguridad en el norte de Chile haya llegado al punto en que se justifica declarar en estado de excepción a cuatro provincias, como fue anunciado ayer, es una prueba palmaria del fracaso del Estado en prevenir y controlar una situación que se ha ido desarrollando -y empeorando- por años, bajo las autoridades de este gobierno y el anterior.
El paro regional y las protestas de la semana pasada en Tarapacá en contra de la delincuencia, con paralización del esencial aeropuerto de Iquique, motivaron la primera visita del ministro del Interior a la zona, con anuncios de medidas acotadas en reconocimiento de la crisis. Ahora fue el asesinato de un camionero en Antofagasta -por el cual están detenidos tres ciudadanos venezolanos, al parecer con ingreso irregular- lo que gatilló nuevas protestas y bloqueos de ruta, y una segunda visita del secretario de Estado para dialogar con actores locales y decretar el estado de excepción. Todo lo cual confirma un patrón reactivo del gobierno en su manejo del problema.
El sábado se publicó el reglamento con el cual entra en vigor la nueva Ley de Migraciones, que actualiza la normativa de 1975. Se establecen algunos criterios más claros y estrictos en materia de ingreso, permanencia, sanciones y eventual expulsión del país, lo que sin duda representa un valioso avance. Con todo, un texto legal por sí solo no dará solución a la crisis migratoria en el norte, y se requerirá un compromiso político prolongado de poner en juego a todas las instituciones del Estado que sean necesarias para enfrentarla en sus distintas dimensiones, desde la policial hasta la humanitaria.
Es muy posible, entonces, que el próximo gobierno asuma el 11 de marzo con dos estados de excepción en el sur y norte del país. Guste o no, cómo enfrente ambas situaciones será un temprano test de su capacidad de garantizar orden y estabilidad. Una señal política importante sería apuntar sin rodeos ni concesiones al primer responsable directo del drama migratorio en Chile, como en varios países de la región: la catástrofe económica, social y humanitaria provocada por la autocracia de Nicolás Maduro en Venezuela.