El reclamo de “los indignados”
Varias jornadas consecutivas de protesta mantienen miles de jóvenes en Madrid...
Varias jornadas consecutivas de protesta mantienen miles de jóvenes en Madrid. Reclaman el fin del bipartidismo PP-PSOE que caracteriza la política española, mayor participación y oportunidades de empleo, entre otras exigencias. A falta de lo que estiman como “causas extraordinarias y graves” que justifiquen la movilización, las autoridades locales comienzan a aplicar límites que sólo sirven para alterar aún más los ánimos.
“Los indignados”, como empiezan a llamarlos (en referencia al libro del francés Stéphane Hessel), aprovechan su dominio y la masificación de las nuevas tecnologías para organizarse de forma rápida y eficiente. Es la desintermediación política llevada a un extremo que también hemos presenciado en Chile a propósito de las protestas en contra de la aprobación de la central HidroAysén.
No es el desconocimiento de las ventajas de la hidroelectricidad lo que mueve a estos grupos, como algunos fácilmente concluyen. Probablemente, ni siquiera es HidroAysén el motivo de fondo.
Estamos, más bien, frente a un rechazo a cierta forma de ejercer el poder. Un llamado de alerta para quienes tienen la misión de representar a los distintos sectores sociales: a los políticos, a los partidos, a los congresistas y a las autoridades de gobierno.
Una desintermediación de las demandas ciudadanas que queda de manifiesto cuando miembros del mundo político tradicional intentan en vano representar a estos sectores movilizados o invierten horas y horas -hasta la madrugada, incluso- en discutir proyectos legislativos y se acusan mutuamente de obstruccionismo, ante la mirada atónita y crítica de su propio electorado.