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Alto contrasteTras el pánico inicial que siguió al referendo donde los ingleses resolvieron abandonar la Unión Europea, los mercados han mantenido una sorprendente calma. La estabilidad de los capitales animó a algunos de los partidarios del Brexit a argumentar que los vaticinios de los más pesimistas sobre las desastrosas consecuencias de la decisión estaban groseramente exagerados. Pero, paulatinamente, a medida que han ido transcurriendo las semanas, los efectos del quiebre se están volviendo dolorosamente evidentes.
La caída de Reino Unido en una recesión es algo que ahora pocos se atreven a cuestionar. Reflejando este sentimiento, el Banco de Inglaterra marcó ayer varios hitos, al recortar la tasa de interés a su nivel más bajo de la historia y anunciar un masivo programa de compra de activos para impulsar el crédito.
La entidad rebajó además su proyección de crecimiento para el próximo año en el mayor ajuste de expectativas que haya anunciado hasta la fecha.
Los indicadores económicos y de confianza, que al comienzo se mantuvieron estables, ahora ya por fin están reflejando en toda su extensión la magnitud del impacto, que probablemente continuará profundizándose.
