Editorial

Diálogos para un pacto tributario

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De una desacertada reacción inicial de molestia y frustración por el rechazo del Congreso a la idea de legislar sobre su reforma tributaria, el Gobierno pasó rápidamente a una actitud convocante centrada en alcanzar acuerdos para lograr un pacto tributario que sea viable, eficiente y duradero.

Esa oportunidad existe, en efecto, y la cumbre entre los líderes empresariales y el Gobierno celebrada este miércoles -ad portas de los diálogos tributarios que comenzarán formalmente la próxima semana- dio algunas señales tanto de los temas que deben ponerse sobre la mesa como de la necesaria disposición a discutirlos, más allá de las diferencias.

Un verdadero pacto tributario para Chile no puede estar condicionado por promesas electorales, ataduras ideológicas ni intereses sectoriales.

Partir de objetivos comunes -como procurar que los cambios no desincentiven el ahorro o la inversión, por ejemplo-, para luego pasar a discutir la mejor forma de alcanzarlos, parece un enfoque más productivo que centrarse de inmediato en los puntos de discordia. Con todo, se impone un mayor esfuerzo de realismo por parte del Ejecutivo, que había hecho de una mayor recaudación la razón de ser de su proyecto inicial, sin abordar en detalle el destino de esos recursos fiscales adicionales, dando por sentado que un Estado con más recursos es, per se, justo y necesario.

Por un lado, la anterior expectativa de recaudación estaba sobredimensionada; por otro, si efectivamente se busca mantener el compromiso con la responsabilidad fiscal, como han asegurado el ministro de Hacienda y el Presidente de la República, parece inevitable revisar el gasto en programas innecesarios y mal evaluados -que son bien conocidos- y moderar las promesas de gasto fiscal para financiar compromisos del programa de Gobierno.

Plantear plazos que permitan un adecuado debate, sin premuras -como plantearon ayer en carta a este diario los presidentes de la Multigremial Nacional, Conapyme y Asech-, parece razonable. Como también amerita análisis la propuesta de una Comisión de Expertos adelantada por los gremios.

En suma, un verdadero pacto tributario para Chile no puede estar condicionado por promesas electorales, ataduras ideológicas ni intereses sectoriales. Cualquier diálogo fructífero descansa, necesariamente, sobre esa premisa.

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