Deterioro fiscal de mediano plazo
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Hace algunos años la solvencia fiscal chilena era el principal sostén de nuestra favorable clasificación de riesgo soberano. Una década atrás AA-, que compartíamos con países de mayor nivel de desarrollo, nota que ha caído en tres peldaños, hasta A-, y no es descartable que siga cayendo.
Por cierto, la posición fiscal chilena aún es sólida en comparación con muchos países, desarrollados y en desarrollo, pero preocupa la velocidad del deterioro, con un nivel de deuda pública en términos del PIB que se triplicó en 10 años. Peor aun, estimaciones de la DIPRES sugieren que la situación fiscal continuará debilitándose. En este sentido, fue muy ilustrativo un estudio reciente publicado por la Universidad San Sebastián (USS), que compara las estimaciones oficiales de gastos comprometidos realizadas hace un año y las que se entregaron en el Informe de Finanzas Públicas (IFP) de septiembre pasado.
La posición fiscal chilena aún es sólida en comparación con muchos países, pero preocupa la velocidad del deterioro.
En este informe trimestral la DIPRES presenta una estimación de gastos comprometidos para el próximo quinquenio, en este caso, el período 2024-2028. Comparando la suma de estos gastos entre 2024 y 2027 con la estimación realizada en el IFP en septiembre de 2022, hay mayores compromisos de gastos por US$ 14.000 millones, que se reparten en forma relativamente pareja en esos cuatro años. Más preocupante es aún el hecho de que, en paralelo, cae entre ambos períodos la estimación de ingresos estructurales, y disminuye también la proyección de recursos destinada a inversión pública.
Según el estudio de la USS, los dos ítems de gasto que más suben entre ambas proyecciones corresponden a las transferencias corrientes y al gasto en personal. De hecho, el proyecto de Ley de Presupuestos de 2024 considera un aumento muy significativo del gasto en personal, de 7,2% real, que aún no incorpora el reajuste de remuneraciones.
Las cifras anteriores contrastan con la discusión del Pacto Fiscal entre el Gobierno y la oposición, ya que el objetivo de buscar mayores espacios de eficiencia no parece estar presente en estas proyecciones. Esos espacios se deberían buscar, precisamente, en las dotaciones de personas y en los más de 700 programas sociales que se agrupan en las transferencias corrientes.