El Banco Central ha mencionado ya en forma reiterada que en el país se está registrando una desaceleración de la inversión más allá de lo previsto. Sin ir más lejos, tanto en los antecedentes que precedieron a la reunión de política monetaria de esta semana como en el comunicado que se liberó con posterioridad, el menor ritmo de actividad y la baja en los datos que dan cuenta de la inversión en el país ocuparon espacios significativos.
Sondeos a ejecutivos sobre los planes de inversión 2014 de sus empresas, encuestas de expectativas empresariales y datos contingentes como el comportamiento de las importaciones de bienes de capital de los últimos meses dan cuenta de un fenómeno que no debe ser subestimado. Las implicancias de esta moderación en la inversión sobre el crecimiento potencial y, a mediano plazo, sus consecuencias sobre la evolución que pueda seguir el empleo, justifican una mirada más atenta de parte de las autoridades, de modo de identificar qué consideraciones podrían explicar este comportamiento en un año que se anticipa algo más favorable a nivel internacional.
Adicionalmente, este cuadro debiera incentivar la búsqueda de soluciones a aquellas situaciones que podrían estar afectando las decisiones de inversión, entre las cuales se cuentan temas bien conocidos como el alto costo de la energía, la incertidumbre que representa el riesgo de judicialización de los proyectos y el anunciado envío de reformas legales que prometen cambiar variables claves en la evaluación de proyectos, como lo es el régimen tributario. Una acción rápida y clarificadora podría despejar interrogantes entre los agentes económicos.